AuPair || JinTae • Namkook [Part. 2]

ᴇxᴛʀᴀ 3

Había algo para lo que Taehyung no se sentía preparado, su corazón estaba oprimido mientras se bajaba del taxi, delante de él podía ver el lugar totalmente colorido y donde podía leer "Jardín de niños". No estaba listo, sus amigos podían tratar de animarlo respecto al tema pero nada le quitaba la sensación de angustia que sentía por dejar por primera vez a su chiquito en un lugar extraño para él. Sus pies estaban anclados en la entrada y cuando sintió un toque muy sutil en su hombro se giró viendo a su antiguo ex jefe que llegaba al lugar con YongMin dormido en sus brazos, ambos se miraron unos segundos y después de apartar la mirada caminaron a la entrada del lugar, uno a la par del otro, sin decir una sola palabra. El lugar lo había decidido el mayor, pues ahí había cursado YangMe en su tiempo, Taehyung no podía evitar pensar que Seokjin iba un punto arriba de él, por ya haber vivido la experiencia antes. Él se sentía como lo que era, un padre primerizo dejando a su retoño en aquel lugar por primera vez. Cuando entraron a las instalaciones los recibió la directora del lugar con una sonrisa en grande dándoles la bienvenida junto con los buenos días y no dudó en darles instrucciones.

—Es mejor que lo despierten, porque si despierta en un lugar desconocido para él, puede causar un efecto negativo. Mejor que sus papis lo despidan. —Los mayores asintieron y Seokjin acarició la mejilla del bebé con sus dedos.

—Mi amor, es hora de despertarse. —YongMin se quejó por lo bajo buscando más el calor de su padre. —Babi está aquí, anda.

—Buenos días, corazón. —Taehyung intervino acercándose a Seokjin, sin mirarlo, toda su atención en su hijo a quien le dió un beso en la frente.

—Babi... —YongMin sonrió en grande con ojitos hinchados y aún adormilado, aún así extendía sus bracitos para ser tomado por su papi.

—Minnie ¿Recuerdas que te hablamos de ir a la escuelita? —Preguntó Seokjin a su hijo en los brazos de Taehyung.

—Sí, papá. —Asintió el pequeño de tres añitos con sus manos al rededor del cuello de su papi.

—Hoy es el día, jugarás mucho y tendrás nuevos amiguitos. —Habló Taehyung sonriéndole aunque por dentro siguiera lamentándose.

—¿Me leerán cuentos? —Preguntó la voz infante con ojitos emocionados.

—Claro que si y además poco a poco tú también aprenderás a leerlos. —Seokjin le revolvió el cabello con cariño después de decirle aquello, totalmente orgulloso del desarrollo de su hijo, de su manera correcta de hablar a su edad y de su personalidad que cada días descubrían más.

—Su clase está por comenzar, es hora de llevarlo a su salón de clases y despedirlo. —Interrumpió la directora y Taehyung por instinto levantó su mirada buscando la del mayor, quería seguridad y lo que sentía seguía siento angustia.

—Vamos, Minnie. —A pesar de que el mayor no le habló directamente pudo sentir su mirada reconfortante.

El pequeño bajó de sus brazos y tomó las manos de sus dos padres para caminar a donde se había indicado, una vez frente a la puerta, la maestra del salón les saludo alegres dándole la bienvenida a su hijo y sin mucho esfuerzo YongMin se adentró a su nueva aula mirando todo impresionado, los colores, los dibujos y sobre todo los juguetes.

—Nos vemos más tarde, mi amor. —Seokjin se puso a su altura entregándole su lonchera y besó su frente después de abrazarlo. —Te portas bien y se amigable.

—Sí, papá. —El chiquito miró a Taehyung después y este también se puso a su altura.

Ojos brillosos y con nudo en la garganta abrazó a su hijo y dejó un beso en su mejilla.

—Si te siente mal, tu maestra tiene mi número. Yo vendré por ti en cuanto lo pidas ¿Vale? —YongMin asintió sonriente. —Te veo en un ratito, papi estará esperándote a primera hora.

Se levantó y la maestra aunque no dijo nada los estaba instando a ya salir del aula porque los demás alumnos estaban llegando, YongMin no lloró. Taehyung observó por la ventana como su bebé dejaba su lonchera en el lugar que le indicaron y como se fue a sentar en una mesita, incluso vió como intercambiaba unas palabras con otro niño y hubiera visto más, si no fuera por esa mano gentil que lo tomó del brazo para que salieran del lugar.

—Estará bien, sabes que es un niño muy tranquilo e independiente. —Seokjin le dijo mientras salían, el menor asintió sin dirigirle la mirada y aún sintiendo la mano ajena tomándolo del brazo. —Taehyung...

El mayor lo llamó y entonces el antiguo AuPair llevó su propia mano a su boca para callar un sollozo.

—Oh por Dios. —Seokjin sintió desesperación cuando no pudo tirar del menor y abrazarlo, no podía hacerlo. En cambio le soltó el brazo y se alejó un paso de él. —La maestra sabe que tu número es el primero que debe marcar, viste que estaba feliz y serán nuevas experiencias para él.

—Estoy bien, es solo que... —Taehyung se agachó tapando su rostro para respirar, quería calmarse. —No puedo evitar el sentimiento. Es mi chiquito, nunca ha estado lejos de mi o de ti, a menos que sea con su tíos. Me pesa el corazón, señor Kim. —Sollozó por lo bajo. —¿YangMe también reaccionó bien en su primer día?

—No, para nada. Ella lloró mucho y te entiendo, estoy sintiendo lo mismo que tú, yo me puse así aquella vez.

Pero entre los dos alguien tenía que ser fuerte y Seokjin no podía también lagrimear por el primer día de clases de su hijo, no cuando Taehyung se veía así de afectado.

—¿Quieres que te lleve a tu casa o algún otro lugar? —Se le hacía tarde para el trabajo y aunque estaban en esa situación podía sentir la situación incómoda que siempre los rodeaba desde que se separaron.

—No, tomaré un taxi. Adiós, señor Kim. —Taehyung se incorporó limpiando su rostro.

—Hasta luego, Taehyung. —Dijo por su parte el mayor para girarse e ir a su auto.

Le dolía el corazón al dejar ir así al menor, quería abrazarlo lo que restaba de tiempo para calmarlo hasta la hora de salida de su bebé, quería vivir a su lado el sentimiento que solo los padres compartían de ese momento en la vida de sus hijos, pero no podía. Taehyung vivió ese momento y ese sentimiento solo, le duró más o menos unas semanas pero fue pasajero, no como el sentimiento de corazón roto que llevaba consigo, ese parecía no se iría jamás.