ꜰɪɴᴀʟ

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Las manos de Seokjin se apretaron en el volante del auto respirando con fuerza para tratar de calmar su cuerpo tembloroso, era un sentimiento que no podía describirse él mismo.

Una mezcla de nervios, miedo, incertidumbre y dolor.

Cuando puso el auto en marcha, sabía que su ego no estaba con él, debía dejarlo, deshacerse de todo aquello que sabía que podía dañar más a su amor. El edificio al que llegó se veía viejo y eso hizo pesar su corazón, Taehyung no podía darse lujos cuando no tenía nada en ese país. Con las manos sudando bajó del auto directo al guardia de seguridad y con voz temblorosa habló.

—Disculpe. ¿Kim Taehyung? Vengo a su departamento.

—Un momento, señor. —El guardia revisó su lista y habló por su comunicador sin obtener respuesta, así que volvió a intentarlo y a la cuarta vez desistió. —Al parecer no se encuentra.

—Lo esperaré en su puerta. ¿Cuál es el número? —Preguntó de inmediato y bastante desesperado, quería verlo, deseaba estar frente a él después de no verlo en semanas.

—No puede hacer eso. —Dijo el guardia con el ceño fruncido y desconfiando del empresario. —Le pido que espere fuera del edificio.

—Es algo urgente, esperaré a que llegue en su puerta. —Respondió el pelinegro avanzando al edificio para adentrarse en él.

—Le dije que no. —El guardia lo detuvo del brazo y Seokjin se soltó de inmediato.

—Tengo que entrar. ¿Y si no responde porque esta dormido? —Trató de esquivar al guardia y este haciendo su trabajo lo detuvo.

—Tendré que llamar a la policía si no se detiene.

—¡He dicho que debo entrar! —Seokjin estaba desesperado y eso no lo hacía actuar de la mejor manera, estaba más que comprobado.

Ambos hombres forcejearon y el guardia logró sacarlo del lugar empujándolo con fuerza, haciendo que Seokjin tropezara un poco deteniéndose de no caer en su auto, cualquiera que lo estuviera observando diría que era un hombre patético, débil y acabado.

—Es la última advertencia, vuelva cuando sepa que la persona que busca se encuentra presente y tenga su autorización para dejarlo entrar. —El guardia acomodó su ropa regresando a su puesto bastante molesto.

El empresario miró a todos lados en la calle esperando ver a Taehyung, como si pudiera aparecer de repente y de la nada. Estuvo varios minutos ahí, minutos que para él se sintieron como horas debido a su ansiedad, la cual lo consumía con cada minuto que pasaba. Con pasos firmes caminaba a la esquina de la calle esperando, después se giraba y caminaba a la otra, pero nada, y sabía que no podía estar mucho tiempo ahí, no cuando ya llevaba horas lejos de sus hijos y que ellos no tenían idea de donde estaba su padre porque no le avisó a nadie. La temperatura comenzaba a bajar y ni siquiera había traído consigo algo para cubrirse bien, su nariz ya estaba fría y sus manos en los bolsillos no se mantenían calientes, ya no sabía que hacer, era como si todo le dijera que debía rendirse, que lo había pedido todo.

El antiguo AuPair no se encontraba en su departamento pues había salido a buscar trabajo, sus ahorros trabajando en Nueva York se estaban terminando y el alquiler le había quitado gran parte de estos. Llevaba todo el día fuera, preguntando en todos lados, llenando solicitudes, pero no había tenido nada de suerte, sentado en una banca se acurrucó en el suéter que traía, un aroma familiar inundó sus fosas nasales de inmediato y sus ojos se cerraron con fuerza, privado sus otros sentidos para disfrutar de esto y de lo cálido que se sentía, era aquel suéter que Seokjin le había prestado cuando recién llegaba a su casa, cuando habían salido al parque con los niños. Después de un tiempo comenzaron a compartirlo los dos, igual que otras prendas, pero específicamente ese le traía recuerdos y confirmaba que el último que lo había usado era el pelinegro, pues su colonia seguía impregnada en él. Olió con fuerza y cuando lo hizo su garganta se apretó, dolió. Dolía, como todos los días, como cuando escuchaba a infantes reír cerca de él, como cuando veía familias, como cuando se encontraba en la soledad de su nueva casa, en total silencio y su mente imaginaba lo que estaría haciendo el Taehyung de Nueva York, aquel que llegó a tener una familia, aquel que tenía una niña que hablaba sin parar junto a él, aquel que tenía un bebito que se abrazaba a su cuello y se acurrucaba en él porque se sentía seguro, aquel que tenía un amor, un amor bonito y sano, un amor que lo hizo sentirse en el lugar correcto, que le daba la felicidad que nunca creyó merecer, que lo deseaba, que lo necesitaba, que lo cuidaba y que lo adoraba. Taehyung abrió sus ojos regresando a su realidad, ya no existía, se había terminado.

AuPair || JinTae • Namkook [Part. 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora