Capítulo 08

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Al día siguiente decidieron no asistir a la universidad, hacia bastante frío y Hanagaki aún estaba débil después de la golpiza. La noche anterior luego de ser curado, el rubio lo había desnudado con la excusa de que la ropa estorbaría la sanación de sus heridas y hematomas. Sin dobles intenciones el alfa lo arropó con las sábanas y se recostó a su lado.

Mikey fue el primero en despertar, observó a su lado al indefenso omega que dormía tranquilamente, se fijó en cada detalle del delicado rostro del omega mientras acariciaba suavemente su desnuda cintura, sus mejillas levemente sonrojadas, sus labios rojos, carnosos que lo invitaban a besarlos, morderlos y lamerlos. Su tierna nariz respingada y por supuesto no podía faltar el bello lunar bajo su ojo izquierdo, el que le daba a su cara el detalle que lo hacía simplemente perfecto.

Se separó un poco para tener una mejor vista de todo su cuerpo, comenzando por su blanquecino cuello aún se veian las marcas que le había echo unas noches atrás, en su pecho se encontraban sus apetecibles pezones rosados, mierda, sentía que se terminaría haciendo adicto a lamer los deliciosos botones, movió un poco su mano para acariciar tiernamente el vientre del omega gruñendo molesto al ver los moretones y al recordar la violenta manera en la que fue golpeado, Takemichi suspiró entre sueños por lo sensible de aquella zona, dejó su mano quieta y continuó con su recorrido visual por el cuerpo frente al suyo, sus ojos llegaron a su dormido pene, no era pequeño, pero tampoco tan grande como el suyo, aún así era de mayor tamaño que el de un omega normal, no había vello alguno alrededor y eso lo sorprendió, las veces que tuvo la oportunidad de tocarlo se daba cuenta que era jodidamente suave, se notaba que Hanagaki se cuidaba bastante por todos lados, su piel era tan blanca y suave que te provocaba la necesidad que querer morderla y acariciarla sin perderse ni un milímetro. Una de las cosas que más le llamaba la atención del físico del pelinegro eran sus gruesas piernas, todos los omegas que había conocido y visto a lo largo de su vida tenían piernas delgadas como si de un hilo se tratará, sin fuerza alguna, pero las de Takemichi se veían fuertes y ejercitadas, sus piernas eran solo un poco más gruesas que las del omega, el se ejercitó bastante para ganar el cuerpo que poseía y se imaginaba que el omega había echo el doble, porque los omegas tenían por naturaleza un cuerpo débil y delgado, incapaz de defenderse, para alterar la naturaleza se necesitaba un trabajo monumental.

El rubio mientras admiraba al omega, se preguntaba cómo en apenas 5 días ya tenía fuertes sentimientos por aquel chico.

Todo de él le gustaba, su personalidad terca y rebelde pero al mismo tiempo tierna y divertida, el como podía ser un verdadero dolor de cabeza, la cosa más irritante y de un momento a otro convertirse en una bolita inocente necesitado de amor y cariño.

El y su alfa estaban totalmente de acuerdo con que Takemichi Hanagaki era el indicado, con el que le encantaría pasar su vida, quería que fuera el pelinegro el que llevara a sus cachorros, quería que fuera el quien portará con orgullo la marca que le haría el alfa en algún momento, deseaba vivir en esa cabaña junto al omega o quizás mudarse lejos de la tóxica ciudad y de la gente que le hizo daño a su bebé.

Tenía consciencia de que era bastante afortunado de que su omega destinado fuera tan fértil, podrían crear un clan entero, pero por el momento era lo que menos le preocupaba, quizás en un futuro pensarían en los cachorros pero ahora solo quería ganarse el completo corazón del omega.

No quería que Hanagaki se obligará a enamorarse de él solo por el echo de ser destinados, quería que se tomaran su tiempo para conocerse mejor y amar cada virtud y defecto del otro, Manjiro sabía que tarde o temprano terminarían juntos, pero no se aprovecharía de eso ni de la fuerte conexión de sus lobos.

Había pasado mucho tiempo desde que se sintió de acuerdo y en paz con su lobo, ambos querían lo mismo y estaban dispuestos a conseguirlo y a  defenderlo con su vida.

Mi Omega Especial → Mitake ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora