Capítulo 14

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Los cuatro chicos llegaron a la entrada de la universidad, antes de adentrarse al lugar se reunieron en círculo y repasaron una vez más el plan.

—Recordemos el plan por última vez —Habló casi en un susurro Mikey.

—Haremos todo con normalidad hasta la hora de almuerzo... —Comenzó Seishu.

—Luego Mikey y Inui van a la cancha de atrás para ir al bosque.

—Chifuyu y yo nos quedaremos aquí, para vigilar a Senju y Hinata.

—Y buscaremos a Hanagaki —Finalizó Sano.

Todos asintieron y se dieron una mirada cómplice para finalmente ingresar por las grandes puertas del lugar.

Ambos alfas puros se adentraron, Sano observó disimuladamente hacia su casillero, verificando que como cada mañana Senju se encontraba apoyada en su casillero esperandolo pacientemente. Pero el rubio estaba preparado, el día anterior antes de retirarse, sacó todos sus libros del casillero para que en la mañana siguiente no tuviera necesidad de ir.
Se mezclaron entre los estudiantes pasando desapercibidos para los ojos de la chica, y llegaron a su salón, tomando asiento en las últimas mesas.

Durante la clase Manjiro no se molesto en poner atención a lo que decía la profesora, su mente estaba enfocada al 100% en su omega. Tenía todas las esperanzas de encontrarlo, los días que estaba pasando sin el se le estaban haciendo demasiado difíciles tanto a él como a su lobo, el cual cada noche se disponía a aullar en su pecho, haciendo retumbar la cabeza del rubio.

Ya ni siquiera recortaba como es que vivía tranquilo cuando aún no conocía a Takemichi, lo aburrida y monótona que era su vida antes de la llegada el pelinegro que alteró y desarmo toda su rutina, haciendo que se emocionara día a día sin saber lo que podría pasar. Sin duda ese omega lo hacía feliz.

Pero ahora aparte de que sus días volvían a ser apagados y tristes. Tenía que lidiar con esa presión constante en su pecho, vivir con la preocupación y ansiedad de saber sobre el menor, de su estado tanto físico como mental.

Recordó los rasguños y mordidas que tenía Senju por sus brazos y cara, pensó que quizás Hanagaki estaba igual o peor que ella. Esa chica realmente hacía que ardiera en desesperación y enojo, ¿Que parte de que no quería nada con ella era lo que no entendía? Desde hace años que le decía lo mismo, pero ella insistía en que eran destinados incluso le dijo que su propio lobo se lo había dicho. Y el realmente se lo había estado creyendo, ya se había empezado a hacer la idea de que tendría que pasar el resto de su vida con ella. Hasta que apareció su hermoso caramelo para salvarlo y cambiar sus estúpidos pensamientos.

Miraba ansioso el reloj de su salón sintiéndose tentado a jalar de su cabello al notar lo lento que estaba avanzando la hora. Su pierna se movía ansiosa y mordía su lápiz dejando marcas de sus colmillos en el mientras miraba a su profesora hablar sobre lo que suponía era la Revolución Francesa, pero que para el no eran más que balbuceos sin sentido alguno.

Hajime se dio cuenta del estado del contrario y disimuladamente soltó feromonas con el objetivo de calmar a su pobre mejor amigo, cosa que resultó a la perfección

—Gracias —Susurró Manjiro sintiendo a su lobo un poco más tranquilo, el aroma a eucalipto y lluvia de Kokonoi era el único olor de un alfa que le gustaba o tranquiliza.

—Se que quieres estar lo antes posible con tu omega, pero tienes que ser paciente —Dijo el más bajo poniendo su mano en el hombro contrario a modo de consuelo.

—Lo haces parecer fácil, tu omega no está secuestrado —Replicó Mikey mirando fijamente al pelinegro.

—Tienes razón, no debe ser nada fácil para ti, simplemente no se que haría si a Sei le llega a suceder algo así —Confesó sintiendo a su lobo estremecerse ante tal pensamiento.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2022 ⏰

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