•Capítulo 14•

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Me jaló hacia el aula y cerró la puerta.

–Matthew déjame salir– dije.

–No– dijo tomándome de la cintura.

–Entonces salgo yo– dije saliendo de su agarre.

Me acerqué a la puerta y la traté de abrir pero puso su mano y no me dejó abrirla.

–Abre la maldita puerta– dije.

Matthew rió sarcásticamente y me volvió a tomar de la cintura.

–No– dijo.

Traté de salir de su agarre pero me sostenía muy fuerte, me jaló a una de las mesas que eran grandes y me subió ahí.

–¿Matthew qué?…– traté de decir.

Me tapó la boca y me acostó a la fuerza.

–Hoy nos vamos a divertir– dijo él riendo.

Negué.

–Sí– dijo él.

Me comenzó a besar el cuello y empecé a forcejear.

–Quédate quieta– dijo él.

Traté de empujarlo con las manos pero no pude, me soltó la boca y agarró las manos.

–¡Suéltame!– grité.

–Cállate– dijo besándome en los labios

Moví mi cabeza a un lado y desvíe el beso, sentí una de sus manos bajando por mi abdomen.

–Matthew no por favor– dije con la voz entrecortada.

–Seré delicado– dijo él.

Metió su mano por debajo de mi pantalón y llegó a mi sexo por encima de la bragas.

–Matthew…– traté de decir.

Empezó a acariciarlo en círculos y se me escapó un gemido.

–¿Te gusta verdad?– preguntó.

Negué.

–Suéltame– jadeé.

–No– dijo él.

Sacó su mano del pantalón me tomó de las dos manos, empezó a besarme bruscamente en el cuello, luego en los labios y yo trataba de apartarme.

–¡SUÉLTAME!– volví a gritar– ¡AYUDA!

–¡Cállate!– dijo Matthew tirándome un cachetada.

Mi mejilla me ardía y me dolía, sentí una de sus manos bajando por mi cintura y luego bajarme el cierre del pantalón y desabrochar el botón.

–No– dije con los ojos cristalizados– ¡Matthew no!

–Shhhh– dijo él.

–¡MATTHEW DÉJAME!– grité de nuevo mientras la lágrimas caían por mis mejillas.

–Bebé basta– dijo perdiendo la paciencia.

–Matthew suéltame por favor– lloré.

–No llores– dijo él.

Lloré aún más fuerte, escuché a alguien afuera y quise gritar pero Matthew me tapó la boca.

–¿Linda?– escuché.

Esa voz, era Cameron.

Me desesperé y luego escuché sonar mi teléfono, mordí la mano de Matthew y me soltó la boca.

–¡CAMERON!– grité– ¡AYÚDAME!

Mi teléfono dejó de sonar, Matthew me volvió a tapar la boca y escuché la puerta del salón abrirse.

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