•Capítulo 5•

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Desperté gracias a la luz que entraba por un orificio pequeño que había entre mis cortinas y mi ventana.

–Ay mi cabeza– dije.

–Buen día– dijo Mili entrando a mi habitación.

–Nana, buenos días– saludé.

–Ten– dijo dándome una pastilla.

Me la tomé.

–Gracias nana– dije.

–De nada– dijo ella– ¿Tienes hambre?

Asentí.

–Vamos abajo y tápate el cuello– dijo saliendo de mi habitación.

Me levanté, me pasé base al cuello y caminé hasta la puerta de mi habitación y ví a Steve.

–Ahí estás– dijo Steve– La sin virginidad.

–¡Cállate!– dije.

Él rió.

–Estaba ebria– dije– Y Cameron igual.

–Y yo– dijo Steve– Bueno, yo no mucho.

–Y aún así me dejaste– dije– Vamos a tomar desayuno.

–Oye– dijo él– Que buen truco el de tu cuello eh.

Estaba por caminar y Steve me cargó como un costal de papas mientras bajaba las gradas.

–Hola mami– dije– ¿Por qué estás de cabeza?

–En realidad tú estás de cabeza– dijo ella riendo.

–Ah genial– dije– Steve bájame.

Steve me bajó.

–¿Y papá?– pregunté.

–Salió– dijo mamá.

–Ou– dije– Bueno vamos a desayunar.

Fuimos a desayunar y papá regreso de correr con su ropa deportiva.

–Hola papi– dije.

–Hola hija– dijo.

Está raro.

–¿Todo bien?– preguntó Steve.

–Sí– dijo papá– Iré a ver unos papeles a la oficina.

Desapareció por el gran pasillo.

–Terminen de comer– dijo mamá– Iré a ver qué sucede.

Asentimos y ella se fue.

–¿Chisme?– dije.

–De una– dijo Steve.

Nos levantamos de la mesa y caminamos hasta la oficina y nos quedamos en la puerta y escuchamos.

–¿Qué pasa?– preguntó mamá.

–Esto pasa– dijo papá tirando algo en el escritorio.

–Empresas Huxley cerró trato con empresas Wayne– dijo mamá.

Abrí los ojos como platos y miré a Steve.

–¿¡Pero qué?!– dijo mamá.

–Algo pasó– dijo papá– Y trata sobre…

–Matthew, Lissie y Steve– dijo mamá.

–Ay mierda– susurré.

–Creo que fue por lo de…– susurró Steve pero lo corté.

–Corre– susurré– Vienen para acá.

Corrimos al comedor y nos sentamos cómo si nada hubiera pasado.

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