•Capítulo 26•

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–Ay lindo, vente– lo subí a mi habitación– Dios, estás muy borracho.

–No lo estoy– dijo borracho.

–Sí cómo no– reí.

Lo dejé sobre mi cama y me jaló haciendo que caiga en su encima.

–Cameron– murmuré.

Me besó el cuello y lo aparté.

–Lindo, estás borracho– lo miré.

–Sé que quieres– murmuró él.

Me volvió a besar y me puso debajo de él.

–Lindo, no– murmuré.

No me hizo caso y bajó una mano por mi cintura.

–Lindo no quiero…– murmuré– No en estás condiciones.

Su mano llegó a mi muslo.

–Cameron– tomé su mano– Por favor no lo hagas…

Se dió cuenta de lo que estaba haciendo y se alejó.

–Iré a traerte agua– bajé.

Todo estaba horrible pero bueno, llegué a la cocina y serví un vaso con agua, subí a mi habitación y lo dejé en la mesa de noche.

–Acuéstate a dormir– le dije.

Él se acostó sin decir nada y luego me acosté a su lado y nos dormimos.

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–Mi reina– escuché.

Voltee.

–Ven con papi– se acercó a mí.

Corrí por el inmenso bosque.

–Te encontré– apareció frente a mí.

Me apuntó con un arma y me disparó.

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Me desperté de golpe y sudando.

–Carajo– murmuré.

Me levanté y fui al baño a lavarme la cara y ví en el espejo que mi cuello tenía un chupetón.

Suspiré y salí del baño, bajé a la sala y ya estaba todo arreglado.

–Buen día– me dijo Delfi.

–Mi delfín– la saludé.

–La noche estuvo fuerte– me señaló el cuello.

–Ah bueno, sí y no– respondí– No me hagas caso.

Ella rió y me ofreció un jugo.

–Gracias– lo tomé.

–Steve está dormido– respondió Delfi.

–Me imagino– reí– Iré arriba.

Ella asintió y subí a mi habitación y ví a Cameron despierto.

–Buen día, lindo– me acerqué.

–Me duele la cabeza– murmuró con la voz ronca.

–Anoche tomaste demasiado–se acostó en mis piernas.

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