14. El miedo es el peor consejero

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- ¡Alfa! – Louis gimió tan fuerte que estaba seguro que los ocupantes de las habitaciones continuas lo habían oído.

En otras circunstancias se hubiera sentido totalmente mortificado al respecto, pero su cerebro no estaba en capacidad de procesar nada que no fuera el Alfa, el peso de su cuerpo sobre el suyo, el fuerte agarre de sus manos sobre las suyas, su respiración pesada sobre su nuca, sus dientes mordisqueando sus hombros, su húmeda lengua saboreando su cuello y las fuertes embestidas que lo enviaban directamente al cielo.

- Omega ... Omega ... delicioso Omega -

El Alfa se levantó un poco apoyando sus rodillas en la cama y enrolló su brazo alrededor de la cintura de Louis para mover sus cuerpos juntos hasta el borde, plantó sus pies sobre el suelo a los costados de los pies del Omega que apenas alcanzaban a rozar el mismo y empezó una seguidilla de arremetidas tan fuertes y rápidas que lo tenían literalmente viendo estrellas.

- Tan dulce ... tan delicioso ... tan hermoso ... el mejor Omega del mundo – balbuceaba casi sin sentido

Louis gimoteaba totalmente consumido por la satisfacción que experimentaba su cuerpo, tenía empuñadas las sabanas tan fuerte que temía romper sus dedos por la presión que ejercía sobre ellos, nunca había sentido al Alfa tan profundo, cada golpe de sus caderas lo enviaba directo a un frenesí de placer.

Sintió los dientes de Harry enterrarse en su hombro muy cerca de su nuca y con una última gran embestida que hizo que la cama se azotara contra la pared ruidosamente, el cuerpo de Louis convulsionó alcanzando su climax seguido muy de cerca por el de Harry.

Louis se sentía en las nubes, su Omega ronroneaba feliz. Sentía la necesidad de frotar todo su cuerpo contra el de Harry para asegurarse que cada milímetro de él estuviera cubierto de su deliciosa esencia, estaba seguro que si no le fuera humanamente imposible moverse en estos momentos lo haría.

El sonido de sus fuertes respiraciones era lo único que se escuchaba en la habitación, podía sentir el pecho del Alfa moverse con cada respiración, contra su piel desnuda cubierta por una fina capa de sudor

Permanecieron por algunos minutos más en esa posición tratando de recuperar su aliento hasta que la voz profunda y lenta del Alfa se escuchó – ¿estás bien bonito? –

Asintió porque aún no estaba en capacidad de hablar, su garganta se sentía muy sensible.

Harry apretó el agarre que aún mantenía en su cintura y los intento levantar.

- Harry – chilló el Omega - me vas a hacer caer, no te muevas, aún ... no podemos ... -

Su risa ligera y feliz se escuchó cerca de su oreja derecha enviando corrientes de deseo directo a la parte baja de su vientre.

- Bonito yo no te soltaría jamás, entre mis brazos te puedes sentir seguro siempre – prometió solemnemente depositando un suave beso en su cabeza.

Los levantó hasta que estuvieron totalmente de pie, aunque eso era un eufemismo porque el Omega estaba prácticamente en el aire sujetado por Harry ya que sus piernas aún no estaban en capacidad de sostenerlo.

Con la mayor delicadeza posible los acomodó en la cama de costado y cubrió sus cuerpos con la sabana.

- Sano y salvo – declaró riendo antes de besar suavemente su cuello.

Un buen tiempo después estaban aún en la cama, el Alfa estaba echado boca abajo apoyado en el estómago desnudo de Louis donde dibujaba figuras con sus dedos.

- ¿Estuvo bien? ¿lo disfrutaste? - preguntó mirándolo por debajo de sus pestañas apoyando su quijada en una de sus manos

Tal como se lo había prometido desde aquella noche en Leeds su satisfacción y comodidad eran prioridad para el Alfa, se sintió un tonto por dudar y sentirse inseguro al respecto.

Cuando te conocíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora