Cuando te conocí

29. Capítulo final parte 1 - El amor que creo merecer

Mucho tiempo atrás, durante la interminable batalla entre la luz y la oscuridad, este último decidido a reinar sobre la tierra ideó un plan para capturar a los hijos de la diosa Luna, pues eran ellos los que le proveían de energía para brillar y mantener iluminada las noches.

Estos mágicos seres dadores de vida y luz tenían un alma divina porque representaban la perfecta combinación del inicio y del final ... el Alfa y el Omega, sus divinas almas les permitía entrar y salir de la tierra a su voluntad y comunicarse tanto con dioses como con humanos.

Cada mes durante la luna llena, amparados bajo el manto protector de su madre venían a la tierra para darle energía a la diosa del Mar, haciendo que las mareas crezcan y con ello se logre desarrollar la vida tanto dentro de sus aguas como en la tierra a su alrededor.

La Oscuridad para lograr su objetivo reclutó la ayuda del dios del Viento, quien celoso de la atención que recibía el Mar, no dudo en desatar el más fuerte huracán conocido por la humanidad durante la siguiente visita de los hijos de la luna, quienes indefensos no pudieron hacer nada para evitar que fueran aventados contra las montañas y sus almas se partieran por la mitad siendo lanzadas cada parte a extremos opuestos del planeta.

Sin habilidades divinas ni forma alguna para comunicarse entre ellos, quedaron condenados a vagar por la eternidad, en medio de los humanos buscando por siempre a su otra mitad.

La luna devastada lloró por numerosas noches hasta que su brilló casi se apagó, pensando que había perdido a sus hijos para siempre.

Pero el sol incapaz de continuar viendo a su eterno amor tan triste, busco a la diosa Naturaleza y le ofreció un trato que no podría rechazar, él cuidaría de sus hijos, encargándose de que crecieran fuertes y sanos bajo su atenta protección y a cambio ella bendeciría a los hijos de la Luna con un tercer aroma, único y especial que los diferenciaría de los humanos y que sólo su otra mitad sería capaz de percibir.

Después recorrió todos los rincones de la tierra hasta que logró atrapar al Viento escondido en el más grande desierto y lo castigo por su gran traición ... ahora su deber era encargarse de conducir los aromas por el mundo hasta que las dos partes del alma de cada hijo de la Luna estuvieran lo suficientemente cerca para lograr encontrarse y reconocerse.

Cada vez que sus dos partes se encontraban y su alma se completaba, podían volver al lado de su madre y convertirse en una estrella, por eso ahora ellas brillan allá arriba junto a la Luna, esperando por el regreso de todos sus hermanos para que juntos puedan volver a iluminar la noche por completo.

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- ¿Te enlazarías conmigo? -

El rostro de Louis se iluminó por completo.

Se levantó un poco para poder verlo mejor, solo para encontrar que Harry ya lo estaba haciendo, muy atentó como siempre.

- Sí -

- ¿Sí? -

- Sí - repitió con seguridad – quiero que nos enlacemos Harry -

La más hermosa sonrisa se formó en el rostro del Alfa, de la forma en que sus hoyuelos quedaban completamente expuestos para deleite personal del Omega.

Acercó su mano hacia una de esas hermosas hendiduras que había adorado desde la primera vez que las vio dirigidas hacia él y la acarició mientras se alzaba ligeramente para besar la del otro lado.