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Emilio se levantó de la cama, aún desnudo observando a Joaquín, desnudo también sobre su cama mirándolo con los ojos tristes. Recorrió todo su cuerpo, su cabeza le decía una cosa, pero su entrepierna se atrevía a contradecirle. Joaquín no parecía querer moverse, estaba esperando cualquier reacción del rizado. Despegaron su mirada y Emilio comenzó a buscar sus calzoncillos escondidos bajo tanta ropa. Se maldijo así mismo cuándo no los encontraba, pero el castaño los encontró al lado de su cabeza, sobre la almohada. Lo sujetó en su mano carraspeando y Emilio lo miró inmediatamente.

- ¿Buscas ésto Osorio? - preguntó divertido

- Dámelo Joaquín - demandó el rizado cuándo Joaquín lo escondió tras su espalda apoyado sobre el colchón

- Si lo quieres, ven a buscarlo

- No estoy jugando - intentó taparse su entrepierna inclinándose hacía él

- No hace falta que te tapes, ya te he visto desnudo

- Deja de hablar y dame el calzoncillo

- Haz que me calle entonces

Emilio se abalanzó contra él, cayendo encima de su cuerpo. Estaba enfadado, pero Joaquín reía porque le estaba haciendo cosquillas y era inevitable que su risa no se contagiase.

- ¡Me estás aplastando Emilio! - dijo riendo

- Pues deja de jugar y dame el maldito calzoncillo

- Emilio para, E-Emilio - dijo riendo

Y el rizado se detuvo. Volvían a estar demasiado cerca, sus labios casi se rozaban y sus narices lo hacían tímidamente. Joaquín dejó de reír y Emilio dejó de estar enfadado. Casi cómo si tuviese que pedir permiso, Joaquín terminó acercándose a él para unir sus labios en un beso. No se movía, temía de la reacción del rizado, pero éste término dándose por vencido y mandando todo al traste. Agarró de nuevo los muslos del menor, colocándolo bien bajo su cuerpo para profundizar el beso.

Joaquín arañó su espalda mientras un gemido salía de sus labios. Eso desató la fiera interna del rizado pegándole más a él, más si pudiera mientras profundizaba el beso. No necesitó el permiso de Joaquín, lo estimuló para después introducir su miembro en su entrada. El castaño gimió sonoramente, estaba jurando que Emilio era bastante más grande que Mauricio. Casi no podía respirar, se sentía demasiado lleno y extasiado. El rizado le besó las mejillas y el cuello esperando la aprobación del menor para seguir. Sintió cómo éste se removía bajo su cuerpo y entonces Emilio comenzó a moverse suavemente.

Joaquín sólo había tenido relaciones con Mauricio y siempre habría creído que nunca follaría con nadie cómo con él, pero Emilio se había adelantado bastante y le estaba haciendo disfrutar realmente. El castaño en algunas ocasiones había sentido que fingía disfrutar el sexo con Mauricio, pero con Emilio no le hacía falta fingir. Lo estaba disfrutando en grande.

Pasaron unas horas, Joaquín se encontraba con la cabeza apoyada sobre el pecho de Emilio. Habían tenido una sesión de sexo interesante y larga. El castaño no podía evitar recordar todo lo que habían hecho, cómo se habían hablado, las innumerables posturas que nunca había probado.

- ¿Qué piensas? - preguntó Emilio y se giró para mirarlo

- Nunca lo había hecho de ésta manera

- ¿Sólo habías hecho el misionero? - bromeó Emilio y lo atrajo más hacía él

- No hablaba de eso, tonto, quiero decir... Que nunca había sentido ésto cuándo lo hacía

- Ya bueno, yo tampoco me había corrido nunca 5 veces seguidas. Me has dejado seco

- ¡Emilio! - dijo pegándole en el pecho - ¡Tampoco hablaba de eso!

Heaven // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora