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Era de madrugada. El reloj sobre la mesilla de Joaquín marcaba las 3 de la madrugada. La incesante tormenta en el exterior hacía que el castaño cubriese aún más su cuerpo con las mantas de la cama. Estaba sólo. Cómo de costumbre, Emilio había ido a trabajar y él se había quedado sólo en la habitación. No era la primera noche, pero siempre se sentía incompleto hasta que el rizado llegaba.

Pero no fué la tormenta lo que lo despertó. Unos toques con urgencia sobre la puerta de acceso fueron los culpables. Miró de nuevo el reloj, no era la hora habitual de llegada del rizado y éste tampoco tocaría la puerta, tenía llaves. Observó cómo la sombra de la persona se pegaba contra la ventana intentando ver algo del interior. Joaquín cubrió su cabeza con las mantas. Tenía miedo, nunca nadie antes había ido sin la presencia de Emilio.

Los golpes en la puerta se hicieron más fuertes.

- ¡Ábreme joder! - escuchaba el castaño - ¡Sé que estás ahí!

Joaquín se giró hacía su mesilla en busca del celular que Emilio le había comprado, pero no estaba. Se lo olvidó en la mesita junto a la pequeña televisión. Se maldijo así mismo, no se atrevía a salir de la cama por si a través de la ventana lo veían.

- ¡Joaquín, joder, ábreme! ¡Te estoy viendo!

El ojimiel sintió alivio al reconocer de inmediato la voz de Roy. Respiró profundamente alejando el terror de su cuerpo y cautelosamente fué hasta la puerta. Abrió lo suficiente cómo para ver al pelinegro frente a él, con el pelo y la ropa completamente mojada. Estaba agitado, intentando hilar las palabras en su mente para soltarlas todas a la vez.

- Emilio no está - dijo en un susurro

- Ya sé que no está. Está en Heaven, de ahí vengo

- ¿Ha ocurrido algo? - preguntó preocupado

- Tu ex se ha presentado ahí

El cuerpo de Joaquín tembló. Todos los recuerdos de aquella fatídica noche vinieron a su cabeza. Tragó saliva mirando a Roy, el cuál se sentía algo más tranquilo al tenerlo frente a él.

- ¿Emilio está bi...?

- Está bien, sí. - dijo interrumpiéndole - El imbécil sólo ha armado una revuelta, ha intentado golpearlo, pero Emilip sabe cómo defenderse

- ¿Dónde está él?

- ¿Emilio? - Joaquín negó, no se atrevía a mencionar su nombre - Los guardaespaldas lo han echado, pero Emilio tenía miedo de que supiese dónde estabas, por eso he venido

- ¿Te ha seguido alguien?

- No, he salido después que él. Sólo quería asegurarme de que estuvieses bien

- ¿Cuándo vá a venir? - Roy se encogió de hombros

- Me ha dicho que lo llames cuándo me vaya

Joaquín se frotó el rostro cuándo Roy se marchó. Toda la información que recibió le sentó cómo un balde de agua helada. No sabía que hacer, no sabía cómo sentirse. Apagó de nuevo las luces de la habitación y se metió bajo las mantas, no sin antes agarrar su celular. Marcó el número de Emilio, el cuál se había aprendido de memoria y esperó a que éste contestase.

- Hola bonito

No lo pudo evitar, al escuchar su voz soltó todo el aire retenido en sus pulmones, cerrando los ojos con fuerza. Tenía miedo y escuchar la voz de su novio lo hacía sentir la mayor paz existente.

- Dime que no te ha hecho nada, por favor - rogó Joaquín

- Estoy bien, no me ha hecho nada

Heaven // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora