35 - Epílogo

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La puerta del domicilio de Emilio se encontraba abierta. Desde las escaleras del edificio podían escucharse los llantos del ojimiel que rogaba porque le devolviesen a Emilio. Su última imagen de él había sido del forcejeo del rizado contra los guardias mientras lo arrastraban escaleras abajo y las últimas palabras de su padre mortificaban su cabeza. "Te lo advertí, hijo".

Juan acudió lo más rápido que pudo a la llamada de auxilio de Joaquín. Al subir hasta el piso de su hijo se encontró con Joaquín sentado en el suelo, llorando mientras su espalda se apoyaba contra la pared del rellano. Rápidamente, se acercó para acunarlo entre sus brazos.

- Necesito que me cuentes todo lo que ha pasado Joaquín

La respuesta de éste fué un simple asentimiento mientras continuaba llorando.



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En la sala de interrogatorio, Emilio se frotaba sus manos mientras sus muñecas se encontraban atadas por unas esposas. Sentía la mirada de cien ojos sobre él, sin embargo, él no lograba divisar a nadie. No quería verse nervioso ni preocupado, pero lo estaba y necesitaba calmarse.

Se enderezó cuándo la puerta de la sala fué abierta dejando ver al par de agentes que lo habían detenido frente a su domicilio.

- Señor Osorio, me alegra ver que está más tranquilo - "éste es el poli bueno" - pensó Emilio - Vamos a realizarle unas preguntas a las que vá a responder con sinceridad, ¿de acuerdo? - Emilio asintió

- ¿Qué relación mantiene con el señor Bondoni? - preguntó el otro guardia, que supuso que ejercería el papel de malo

De pronto su mente se detuvo y sólo recordó a su novio en un completo estado de nervios mientras le ponían los grilletes. Se preguntaba cómo estaría, si habría llamado a su padre y si el señor Bondoni no se lo habría llevado a rastras.

- Señor Osorio, ¿se encuentra bien? - pregunto el policía amable

Emilio asintió de nuevo.

- Joaquín es mi novio - respondió inmediatamente

- ¿Viven juntos?

- Así es - dijo el rizado frotándose las manos

- ¿Lo quiere? - Emilio arrugó el ceño

- Por supuesto

- Por lo que haría cualquier cosa por él, ¿no es así? - asintió de nuevo - Tanto lo quiere que ha estado cerca de matar al señor Mariscal y al padre de su novio

- Yo no he hecho...

- ¡Tanto lo quieres cómo para secuestrarlo, hacer que se enamore de tí, tenerlo trabajando en tu antro y abusar de él con plena autoridad! - dijo el poli malo

- Emilio no sigas hablando

La puerta se abrió, mostrando a su abogado. Los ojos de los guardias cayeron sobre el hombre trajeado que acababa de entrar por la puerta.

Heaven // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora