One shots ⇝ Harry Potter ✔

Charlie Weasley

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Las relaciones a distancia siempre han sido algo... complicadas. Pero no imposibles si ambas partes se esfuerzan lo suficiente.

Jackee y Charlie se conocieron en Hogwarts. Ambos asistían al mismo año y estaban en la misma casa, por lo que desde el primer día formaron una muy buena amistad que en algún punto se convirtió en algo más.

No fue hasta sexto año cuando Charlie se armó de valor para confesarle sus sentimientos a Jackee, para su buena suerte, ella le había correspondido e iniciaron una linda relación. Se conocían desde hacía tiempo, por lo que no resultó incómodo el volverse una pareja.

Al terminar el colegio ambos tomaron rumbos separados, Charlie se fue con los dragones a Rumania y Jackee se quedó en Londres para convertirse en aurora. Sin embargo, decidieron mantener su relación a distancia y visitarse si alguno tenía un poco de tiempo libre. La magia era sin duda un gran aliado pero el trabajo a veces interfería bastante y había largos períodos en los que no se podían ver, sólo mantenían comunicación por cartas.

Aún así, no se iban a dar por vencidos con su relación. Ambos se amaban muchísimo y ya encontrarían la manera de algún día poder estar completamente juntos pero por ahora todo funcionaba.

Aquel era un día de verano muy tranquilo en la Madriguera. Harry y Hermione habían llegado hacía una semana para pasar el resto del verano con  los Weasley y además, Bill estaba de visita por lo que Molly estaba más que feliz por tener a la mayoría de sus hijos en casa.

El trío de oro estaba en el jardín delantero simplemente pasando el rato y conversando cuando escucharon un golpe sordo. Hermione fue la primera en notar a una chica a unos pocos metros de ellos en el suelo.

Harry y Ron la miraron preocupados y sin saber qué hacer, pero Hermione reaccionó antes y se acercó con precaución.

—Ron, ve por ayuda —le indicó y este rápidamente salió corriendo— Harry ayúdame.

Potter se acercó con cuidado. Miraron a la chica, estaba herida y había sangre pero no estaban seguros de dónde brotaba. Bill y Molly llegaron corriendo con Ron detrás de ellos.

Los mayores reconocieron de inmediato a la chica.

—Jackee —habló Bill.

Ron lo miró confundido.

—¿La conoces? —pero no obtuvo respuesta.

—Bill, cariño. Cárgala con cuidado y llévala adentro.

El chico hizo lo indicado y la llevó a la sala para que Molly la pudiera atender. Harry, Ron y Hermione los seguían de cerca aunque bastante confundidos pues no entendían lo que pasaba.

Ginny, que también estaba en la sala, miró con preocupación la escena. Aunque bueno, no era tan común que llegarán personas heridas a la casa.

—Ginny, ¿podrías traerme algunas hierbas?

La menor de los Weasley hizo lo indicado.

—Niños, necesito que salgan. No se preocupen, ella estará bien.

Ellos también hicieron lo indicado pese a que se querían quedar hasta obtener alguna clase de explicación. 

—Le avisaré a Charlie —Bill salió casi corriendo escaleras arriba para mandar la carta a su hermano.

Fueron horas bastante tensas. Molly no dejaba entrar a nadie a la sala más que a su hija quien le ayudaba pero los demás permanecieron en la cocina en espera de noticias. Cuando Arthur llegó, también permaneció en la cocina.

—¿Alguien me podría explicar quien rayos es esa chica? —habló Ron en busca de alguna explicación.

—Es la novia de Charlie —fue George quien habló con calma.

Ron frunció el ceño.

—¿Charlie tiene novia?

—Sí. Su nombre es Jackee y se conocen desde que estaban en el colegio.

—Oh. Es extraño que nunca nadie me lo dijera.

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A la mañana siguiente todos despertaron muy temprano y permanecieron en la cocina. El día anterior había sido un tanto extraño y aún se sentía extraño. La mayoría de la familia de pelirrojos estaban preocupados por la chica que seguía sin despertar. Molly había tardado bastante en curarla y no sabían la razón de sus heridas pero al menos ya estaba estable.

La puerta de la cocina se abrió de golpe, algunos se sobresaltaron y miraron en aquella dirección. Charlie estaba pálido, acelerado y algo desesperado.

—¿Dónde está? —fueron sus primeras palabras.

—En la sala.

No necesitó saber nada más cuando caminó a paso rápido en busca de su novia. Se sentó en el suelo junto al sofá para mirar a la chica que permanecía con los ojos cerrados. A Charlie le dolía intensamente verla de esa manera.

Besó con cuidado su frente y tomó su mano sin dejar de mirarla. En definitiva, nadie lo iba a alejar de allí.

Molly fue la primera en aparecer en aquella habitación para colocar un ungüento en las heridas de la chica.

—¿Qué fue lo que pasó? —preguntó Charlie.

—No lo sabemos. De pronto apareció enfrente de la casa pero ya estaba desmayada y tenía una fran herida en una pierna.

—Gracias, por curarla.

La mujer sonrió.

—Todos esperamos que Jackee esté mejor pronto.

Cuando terminó de colocar el ungüento se retiró dejando sola a la pareja. Charlie sentía una gran desesperación en ese momento pero trataba de mantener la calma.

Fue algunas horas más tarde cuando Jackee abrió los ojos y lo primero que vio fue a Charlie sonriéndole.

—Hola, cariño —saludó Charlie, apartando su cabello de la frente— ¿Cómo te sientes?

Ella también sonrió al verlo.

—Me he sentido mejor —su voz estaba ronca— ¿Qué pasó?

—Ayer te encontraron afuera de la casa de mis padres. Estabas herida.

—Me mandaron a una misión pero ellos eran más que yo y apenas logré escapar. Me duele todo el cuerpo.

—Tranquila, vas a estar bien —besó su mejilla.

—Me alegra que estés aquí.

Charlie sonrió un poco más.

—Nunca más me voy a alejar de ti. Casi me muero de miedo porque pensé lo peor.

Jackee colocó una mano en la mejilla del pelirrojo. Le dolió un poco pero no se quejó.

—Lo siento por preocuparte pero gracias por venir.

—Le diré a los demás que ya despertadte, también están preocupados.

Asintió y Charlie se puso de pie.

—Charlie.

—¿Sí?

—Te amo.

—Y yo a ti.

Regresó a darle un rápido beso y nuevamente se alejó para avisarle a su familia que Jackee estaba bien.