George Weasley

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Sasha Gutenberg había sido criada los primeros nueve años de su vida en Alemania y no fue, sino hasta que cumplió los diez que junto a su familia se fue a vivir a Londres

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Sasha Gutenberg había sido criada los primeros nueve años de su vida en Alemania y no fue, sino hasta que cumplió los diez que junto a su familia se fue a vivir a Londres. Su padre, había conseguido un excelente trabajo allá y decidieron que lo mejor era irse a vivir toda la familia al hermoso Londres.

Sasha era una bruja mestiza, era su padre del que heredó la magia y a su madre le costó bastante trabajo aceptar esto, pero adoraba a su familia y sin duda los aceptó.

Cuando entró la colegio, la chica de rojos cabellos fue seleccionada a la casa de Ravenclaw.

Era una estudiante destacada aunque realmente no sobresalía sobre sus demás compañeros y eso estaba bien para ella.

A simple vista,  ella parecía ser una chica bastante tímida que se ocultaba tras sus enormes y redondas gafas. Pero en realidad ella tenía un carácter bastante fuerte y divertido aunque no muchas personas se habían tomado el tiempo de notarlo.

Ahora que Sasha había llegado a quinto año, estaba más que contenta. Sus calificaciones eran bastante buenas y había hecho excelentes amigos durante aquellos años.

La chica iba rumbo a la biblioteca, lista para terminar con sus deberes. Al entrar, notó que había más personas de lo habitual y dejó salir un suspiro de cansancio. Tendría que buscar algún espacio libre.

Caminó durante varios minutos hasta que logró encontrar una silla vacía. Bien podría haber simplemente tomado el libro que necesitaba y hacer los deberes en su sala común pero lo cierto es que necesitaba más de un libro y tampoco tenía muchas ganas de estar en la sala común. 

—Uh, ¿te molesta si me siento?— preguntó al chico.

Este levantó la vista y sonrió a la pelirroja. 

—Adelante, creo que mi hermano se puede ir a buscar otro lugar. 

—Oh, ¿es el lugar de tu hermano? Lo siento, puedo ir a buscar otro. 

Él dejó salir una suave risa. 

—No te preocupes, puedes sentarte. 

—Gracias—acomodó sus gafas antes de tomar asiento y dejar sus cosas sobre la mesa. 

—Soy George, por cierto— se presentó—George Weasley. 

Ella lo miró atenta y le dedicó una agradable sonrisa. 

—Soy Sasha, Sasha Gutenberg. 

Se miraron en silencio un largo momento antes de reaccionar y regresar a sus asuntos. Cuando Fred regresó con una gran pila de libros, vio a la chica sentada en su lugar y antes de que pudiera decir o hacer nada, su gemelo le hizo exageradas señas para que se marchara. 

Fred no pudo evitar reír en silencio y alejarse para dejar a su hermano con la linda chica.

—¿Y de qué es tu tarea?— preguntó George tratando de sonar casual.

Ella dejó de escribir y lo miró.

—Es de runas antiguas.

—Genial, nunca me interesó realmente mucho pero parece divertido.

Se encogió de hombros.

—No hay muchos que tomen la materia pero la verdad es que sí me gusta mucho. ¿Qué hay de ti?

George miró su pergamino un momento.

—Oh... bueno... son algunas anotaciones para un nuevo producto. ¿Conoces sortilegios Weasley?

La frente de la chica se arrugó y negó un poco.

—No realmente.

George la miró ofendido pero sin dejar una expresión divertida.

—Me siento realmente decepcionado.

—Lo siento. ¿Me dices qué es?

La sonrisa del chico se amplió hasta mostrar sus dientes. 

—Por supuesto que sí —acercó el pergamino a la chica— mi hermano y yo intentamos hacer una tienda de bromas, ya sabes, para que las personas rían y se diviertan. Entonces nos dedicamos a hacer diversos dulces y artefactos para lograrlo. A veces en un poco peligroso y le pagamos a los estudiantes para probar cosas nuevas pero hasta el momento nadie ha muerto.

La chica lo miró temerosa y él dejó salir una gran risa que tuvo que contener con su mano al recordar que estaba en la biblioteca.

—Es realmente interesante, aunque no me convence del todo la parte de la experimentación en alumnos.

—Tranquila, es completamente seguro... al menos eso creemos.

Ella negó divertida.

Continuaron con su conversación durante varias horas y cuando se dieron cuenta, ya casi no había más gente en la biblioteca.

—Creo que debería irme— dijo ella, guardando sus cosas.

—Sí, yo también ya debería regresar.

Ambos se pusieron de pie y salieron en silencio, caminaron lado a lado por el pasillo en silencio.

—Yo... tengo que ir por ese pasillo —la chica señaló con su dedo índice antes de volver a acomodar sus gafas.

—Uhm, te acompaño.

Sasha sonrió un poco y asintió.

—Bien.

Volvieron a hablar durante un rato hasta llegar a la torre de Ravenclaw. Se quedaron en el pasillo, mirándose sin saber qué decir.

—Nos vemos luego, George.

Él asintió.

—Claro que nos veremos.

La chica se acercó un poco a su contario y dejó un rápido beso en su mejilla antes de correr escaleras arriba.

George no pudo evitar sonreír tontamente y es que esa chica era demasiado linda.

One shots ⇝ Harry Potter ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora