Harry Potter

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Harry Potter y Tania Hassanille estaban destinados a estar juntos desde el momento en que nacieron, aunque claro, ellos aún no lo saben.

Tania sonreía ampliamente mientras miraba el partido de quidditch de leones contra serpientes, era verdaderamente emocionante y la chica no perdía la oportunidad de gritar emocionada cada vez que los leones anotaban. A su lado estaba Hermione Granger, quien también gritaba muy emocionada pues estaba feliz porque aquel era el primer partido de Ron Weasley.

—Mañana estaré sin voz— había dicho a Hermione.

Esta se limitó a reír.

—Ni lo digas, yo siento que me arde la garganta.

Continuaron observando el partido muy emocionadas, dejaron salir un gran grito cuando Harry atrapó la snitch dorada. Ambas chicas se abrazaron y saltaron mientras gritaban que habían ganado.

Claro que Tania era de Ravenclaw, pero sentía como si su casa fuera la que había ganado.

Poco a poco comenzaron a salir de las gradas, había muchos estudiantes muy eufóricos por el gran partido que había presenciado. Hermione abrazó a Tania del brazo y juntas llegaron hasta la sala común de Gryffindor.

Todos los estudiantes de Gryffindor estaban organizando una improvisada fiesta, Ron era el centro de atención ese momento y todo el que pasaba junto a él lo felicitaba por su maravilloso trabajo como jugador.

Hassanille no podía evitar sentir la misma euforia que sus demás compañeros por lo que también celebraba y gritaba cuando los demás lo hacían.

—Hey— Harry Potter estaba detrás de ella.

La chica lo miró con una sonrisa, desde que lo conoció tenía la extraña sensación de que conocía a Harry desde hacía mucho tiempo, aunque claro que era algo imposible, pues nunca antes se habían conocido hasta que entraron al colegio y ni siquiera sus padres se habían conocido.

—Hola, Harry. Hoy jugaste muy bien— dijo sin dejar de sonreír.

El chico se encogió de hombros con timidez mientras llevaba su mano a la nuca, aquel gesto lo hacía cuando estaba nervioso.

—Gracias.

Tania notó que Harry no diría ni una sola palabra más.

—¿Está todo bien?

Potter la miró a los ojos, sintió que su pulso se aceleraba.

—Hay algo que he querido preguntarte desde hace algunas semanas, pero no encontraba el momento adecuado.

—Claro, sabes que me puedes decir lo que sea.

Había mucho ruido en la sala, Harry apenas podía escuchar sus pensamientos.

—¿Podemos ir afuera?

Tania asintió, ahora era ella la que se sentía nerviosa. Caminó por delante de Harry hasta afuera de la sala común, comenzaron a caminar por los pasillos a paso lento y con la mirada baja.

—¿Está todo bien, Harry?

El azabache la miró.

—¿Alguna vez has sentido como si tu y yo nos conociéramos desde hace tiempo? quiero decir, antes de conocernos aquí en el colegio.

La chica lo pensó por un momento, después de todo no estaba tan loca.

—Sí, lo he sentido... aunque pensé que tal vez estaba loca.

Harry rió.

Dejaron de caminar y se miraron de frente. Había una extraña aura que los rodeaba, poco a poco se comenzaron a acercar. Harry tomó a su contraria de la cintura y Tania colocó sus manos en los hombros del chico.

Sus labios se unieron en un suave beso. Fue una sensación muy extraña, por sus mentes pasaron múltiples imágenes muy rápidas. Era ellos, en una vida pasada.

Se separaron y unieron sus frentes. Una sonrisa iluminó sus rostros.

—Te encontré— dijo Tania.

—Te encontré—dijo esta vez Harry. 

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