Capítulo 1

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"―Pequeña, no llores por favor."

"―Te encontraré. Algo nos une y voy a encontrarte mi niña."

"―Voy a extrañarte, princesa."

Pensamientos como esos recorrían la cabeza de Rose cada vez que Liz y Sr. Millones decidían mudarse, todas pequeñas frases dichas por Kentucky, su hermano, en un delicado intento de hacerla volver con sus padres.

Ky, como solían llamarlo, tenía unos 17 años cuando huyó de casa. Liz y Domingo, decidieron que esto era lo mejor; él acostumbraba llegar demasiado herido a casa, lleno de incontables cortes y moretones. Tenía innumerables problemas, ser mafioso no era sencillo. Y debía proteger a su pequeña. Eso lo era todo para él.

Rose, a sus 16 no pudo hacer nada cuando se fue, pero lo extrañaba como el infierno. Se había fugado tantas veces para verlo, hasta por quedarse con él. Pero ahora tenía 17, faltando poco para sus dieciocho, para ser mayor de edad. Para regresar con él. Eso era lo único que, francamente, la mantenía de pie.

Eran cerca de dos años de su separación y aun aborrecía como el primer día cada vez que hacían esto. Detestaba mudarse, y esta mudanza en particular. ¿Mudarse de Las Vegas a Ontario? ¿Quién demonios hacia eso? Claramente estaba chiflada al permitir algo así. Amaba Las Vegas. A sus ojos era la mejor ciudad, ¡Era hermosa joder!

Y aun así, allí iba, de camino a algún sitio de Canadá.

¡Ky te extraño! Exclamó la chica en su interior mirando cómo se alejaban de la que llegó a llamar "casa", por tan poco tiempo. Lo bueno dura poco, volvió a pensar.

No podía esperar para llegar, tirarse a su nueva cama, y dormir la vida entera. Ky y Rafa eran como... indispensables para vivir. Y los echaba mucho de menos, así que nada funcionaba.

Rafaella y ella se conocían desde siempre, era su prima y mejor amiga de toda la vida. Rafa la seguía todo el tiempo, a donde sea que fuese, estarían juntas en el nuevo instituto, eso era más que una buena noticia.

Esperen, un mensaje. ¡Nombrando a Cleopatra!

De: Rafaella Perra.

Zorra! Dónde carajos estás?

Si, así era todo su amor. Era normal, su confianza era lo mejor, infinita. Se trataban así desde que podían llegar a tener memoria.

Para: Rafaella Perra.

Idiota. Zorra tú, pendeja. Llegaré en unas 3 horas. Extráñame.

Bien, se amaban... ¡Pero la llamo zorra!

De: Rafaella Perra.

Pff, debieron salir antes. Perra, qué emoción! Mi auto llega hoy! No es grandioso? Aah!

Frunció el ceño ante su mensaje, su auto no llegaría sino hasta dentro de tres días. Puta con suerte.

Domingo montó la última de las maletas al auto como si fuese lo más pesado del mundo y al fin subieron. Cerrando los ojos con cansancio Rose se dedicó a escuchar de su música e intentar relajarse. Podría darle alguna mierda si seguía así.

*

―Rose, despierta. Ya llegamos ―Habló Liz, su madre, y la chica la maldijo en el interior por osar despertarla de su "sueño de belleza".

Se removió en su lugar, y abrió los ojos. A la mierda el puto sol. Se incorporó frotándose los ojos en busca de mejor enfoque.

―Mira cariño, esta será nuestra nueva casa, ―Dijo Liz con entusiasmo, sin dejarla ver. Solo se pudo limitar a rodar los ojos, sonriendo falsamente― ¿No es hermosa?

My King B. 👑 |Justin Bieber, +16|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora