Capítulo 6

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Punto de vista: Rose.

Que bonito. ¿Como se supone que debo saber donde diablos queda la jodida oficina del director, si soy nueva? Pff.

Detuve mi camino y vi a un señor mayor trapear los pisos. Le pregunté rápidamente una dirección, y él amable me dijo como llegar. Sonreí por su gesto y salí corriendo. Tampoco quería que me expulsaran.

Estuve frente a la puerta que citaba "Director Grey" y la puta rubia, que sería su secretaria, me miró con desdén. Era obvio que se había enterado de mi broma a Grey y batallaba con su pequeño cerebro si yo podría acabar su hábito de coger con el director. Maldita golfa.

Rodé los ojos y entré por la puerta sin siquiera tocar.

En la oficina del Director.

― ¡Llegué!―Dije cerrando la puerta tras de mí.

Grey reposaba sobre su escritorio personal con una taza de café entre las manos y había papeles regados por doquier sobre la superficie, parecía frustrado. De inmediato puso su atención en mí.

―Sí, veo que lo hiciste ―Dijo parándose.

― ¿Si va a darme?―Dije bebiendo tranquilamente de una botella de agua que había por allí.
Un buen faje no estaría nada mal.

―Soy casado.

― ¿¡Que mierda!? ―Dije -grité-, escupiendo toda el agua que traía en la boca por la habitación.
¿Pero qué carajos? ¿Cómo que casado? Mierda, necesito sentarme. El muy hijo de perra solo comenzó a reírse escándalosamente.

―Solo bromeo ―Maldito bastardo.

―Sus chistes no me dan gracia ―Solté seria.

―Ni a mí los tuyos. No me gustó esa maldita broma frente a los demás estudiantes ―Dijo con una seriedad repentina. Que bipolar.

― ¿Y eso a mí qué? Lo hecho, hecho esta. No me joda.

Me levanté, no quería sus sermones. Caminé de regreso a la puerta.

Él me alcanzó y agarró mi brazo, halandóme a su pecho. ¿Qué tienen los hombres de aquí con eso? Joder.

―No quieras dartelas de cerebrito, tú no sabes quién soy ―Amenazó.

―Tiene razón, no lo sé, y no me interesa una grandísima mierda averiguarlo ―Me solté de su agarre.

|―¿Qué con eso? ¡Que se joda!|

―No querrás hacerlo por las malas.

―Aja ―Rodé los ojos y salí por la puerta.

Nadie más y nada menos que Justin Bieber estaba sentado en una de las sillas que habían fuera, mirando al suelo, a la nada, con una sonrisa entre los labios. Lo miré y alcé una ceja.

―Bonito espectáculo ―Dijo levantándose de su silla sonriente. Rodé los ojos.

―Como sea. ―Dije empezando a caminar. Me tomó del brazo― ¿Qué diablos quieres?

Cualquiera diría que no le tenía miedo, que ni siquiera me importaba, pero solo quería que me soltara e irme de ahí, no me gustaba estar con él, me ponía tensa estar a su lado.

―Te crees muy lista, ¿No? ―Sonrió maliciosamente.

―No te tengo miedo, Bieber. ―Sonrió aún más al escuchar su apellido, al tanto de que sabía quién era― No intentes jugar conmigo, o te enseñaré como se juega.

―Que malota. ―Rió burlón― Pensé que serías la típica chica tímida y torpe como las películas y novelas, ¿Que pasó con eso?

―Esa mierda no pasa. Al menos no conmigo ―Me crucé de brazos, ya me había soltado.

My King B. 👑 |Justin Bieber, +16|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora