Capítulo 2

480 27 1
                                    

Punto de vista: Rose.

Sentía que mi cabeza iba a explotar, el dolor palpitante recorría todo mi cuerpo y estaba matándome. Cada parte de mi piel dolía, ardía como el infierno. Mi pecho se inflaba con cada respiración y hacía que mi garganta quemase. Con un leve quejido empecé a abrir los ojos lentamente, una luz iluminó mi cara de golpe y volví a cerrarlos por instinto, apreté los parpados con fuerza y un mareo me recorrió.

Volví a intentarlo y poco a poco pude climatizarme. Me encontré en un paradero desconocido, alumbrado solo por la pequeña bombilla encima de mí, y el resto de la habitación a oscuras.

Observé todo a mi alcance queriendo saber en dónde diablos estaba y no lo conseguía, no recordaba nada.

Intenté moverme, y no lo logré, mis manos y pies estaban atados a una puta silla, en la que yacía sentada. Intenté gritar, pero algo también cubría mi boca. Estaba indefensa, atrapada a la deriva. Detestaba sentirme así.

Comencé a sacudirme, a dar saltitos adelante, atrás, y a los lados hasta que por fin caí al suelo, lastimándome el brazo izquierdo. Solté un grito pero todo era callado por aquella maldita tela.

Me menee en mi lugar, aun con la silla acuestas, queriendo soltar mis manos y no podía, mis ojos se llenaron de lágrimas, y respiré hondo para calmarme, con llorar no resolvería una mierda. Tengo que salir de aquí.

Con la vista borrosa busqué algo, una ayuda. Ni siquiera había dado bola a la mesa metálica a mi lado, alcé mi vista a ella, tratando de acercármele.

Primer intento.

Segundo intento.

Me mordí el labio para evitar sollozar cuando escuché pasos acercarse, mi sangre se congeló, tenía miedo. No sabía si querrían ayudarme o hacerme daño.

Estuve quieta, con todos mis sentidos alerta, y esperé, tratando de averiguar de dónde venían las pisadas. Miré con desespero a mi derecha, allí estaban, y se hacían cada vez más fuertes.

Una sombra se detuvo justo en el borde de la oscuridad, podía distinguirlo, era un maldito hombre. Lo miré fijamente y sus grandiosa vista se clavo en mí.

Sus ojos azules brillaban con si fuesen de hielo centellante, el resto de su figura estaba encorvada y era de un completo negro, como una mancha en el resto de la oscuridad, sus brazos largos, al igual que sus piernas.

De pronto metió uno de sus brazos tras su espalda y dejó caer un gran cuchillo delante de mí, solté un quejido sin poder evitarlo.

¿Q-quería matarme con ese mismo cuchillo, y solo deseaba torturarme un tanto antes? No jodas.

―Tómalo ―Habló por primera vez. Su voz era gruesa y mandona, nada que conociera. Solo daba miedo, mucho miedo― ¡Tómalo, puta!―Exigió elevando el tono y me encogí en mi lugar.

No podía hablar, no tenía palabras.

―N-no ―Susurré yo, con la garganta seca―N-no tengo manera, ―Dije débil― por favor...

Se quedó observándome en silencio, estudiándome, y yo a él. Y solo desapareció, desvaneciéndose en el aire. Estaba sola, una vez más.

Esperé por si volvía, y no lo hizo. Busqué señales de vida, aunque fuera alienígena, y mis nervios solo aumentaron. Debía salir de aquí, sea donde fuese. Quería arrancar las sogas de mis manos y echar a correr lejos. No era una miedica, pero era humana, joder.

My King B. 👑 |Justin Bieber, +16|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora