Capítulo 22

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Punto de vista: Rose.

―Rose, ya es hora de levantarse, cariño. Llegarás tarde. ―Esa voz, Liz― Cariño, despierta.

Abrí los ojos, reaccionando de golpe. ¡Carajo! La luz abofeteó mi rostro. Protestando vi a Liz sentada en mi silla con un café, mirándome como psicópata, y fruncí el ceño. ¿Qué puta hora es?

―Joder, ¿Cuánto ha pasado?―Pregunté semidormida y con la voz ronca.

―Son 6:40 ―Dijo Liz, muy tranquila.

― ¿¡Qué!?

Me levanté como un cohete y corrí al baño intentando que no se me viera el culo, y Liz... Esperen, yo dormí vestida.

¡Maldito Bieber! Alto, ¿Dónde está Bieber?

Abrí mucho los ojos, buscándolo desesperada por todo el cuarto. Liz me miró raro desde el centro de la habitación. LIZ.

― ¡Largo de mi cuarto!―Empecé a empujarla fuera.

Cerré la puerta en sus narices y me dejé caer de espaldas a ella. Joder.

―Bieber, Bieber... ―Lo llamé silenciosa― ¡Justin!

No tuve respuesta. Se había ido.

Respiré profundo y me miré ahí, sentada en el suelo. Llevaba puesta su camiseta, y nada más que el bikini. ¿Me había quitado la ropa? Mis facciones se entumecieron solo por el pensamiento.

Noté su indiscutible chaqueta de cuero negra colgando justo del respaldo de la silla donde Liz estaba sentada y desfallecí. Dios, ¿Yo que te he hecho?

Me levanté para ir hasta ella, y entonces vi todas las hojas del trabajo, abiertas en el colchón, y casi me desmayo. ¡Mierda, Kane!

Empecé a saltar por el cuarto recogiendo las hojas rápidamente y ordenándolas todas por número; las guardé en una carpeta de brillantes violeta y salí volando al baño. Me quité la ropa, o lo que quedaba de ella, y entré en el agua natural, enjuagué mi cabello y todo lo demás, y corrí veloz a fuera.

Abrí el enorme closet y tomé un corto vestido sin mangas de pequeñas flores blancas y negras, mi ropa interior, mis Converses y un par de medias. Me coloqué la ropa interior y deslicé el vestido por encima, corriendo descalza por las escaleras. No me sorprende que Liz me haya visto medio trasero. Agarré mi mochila negra y metí la carpeta dentro, tomé mi teléfono y por último, dudándolo mucho, la chaqueta de Bieber.

Iba corriendo directo a la puerta cuando Liz habló.

―Oh Rose, espera linda, te tengo una sorpresa ―Dijo risueña.

¿Sorpresa? ¿Esperar? ¿¡Qué demonios tenía esta mujer en su cabeza!?

Buscó algo entre los cajones y sonrió. ― ¡Mira!―Agitó un juego de llaves frente a mis ojos.

Solté un grito, comprendiendo. ¡Eran mis llaves! ¡Las llaves de mi hermoso y perfecto auto habían llegado! Y eso quiere decir... Las arranqué de sus dedos y salí corriendo fuera. Oh Dios mío.

Mi auto, un Lamborghini murciélago LP670-4 SuperVeloce negro, con mi nombre escrito en árabe en la parte inferior, estaba esperándome reluciente en la acera.

Grité aún más fuerte. ¡Es verdad! Tenía que haber llegado ayer. Con todo el lio de Bieber lo olvidé por completo. Fruncí el ceño. ¿Por qué había llegado hoy?

― ¿Por qué coño llegó hoy?―Exigí.

Liz hizo una mueca desde la puerta.

―Cariño, llegó ayer. El chico que vino hasta casa dijo que lo trajo en cuanto pudo.

My King B. 👑 |Justin Bieber, +16|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora