Día 8 | Amnesia

1.3K 98 59
                                    

La vida no había sido especialmente amable con ninguno de los dos, desde que Spreen podía recordar, siempre había pertenecido a una familia problemática y en el caso del albino, no era demasiado diferente.

Había sido lógico que buscasen apoyo en algún lugar, lo cual irremediablemente los había llevado a conocerse y a entablar una amistad hacía muchos atrás.

No eran la mejor opción considerando que ambos se encontraban arruinados a su manera, pero intentaban apoyarse en todo lo que podían, intentando encontrar el calor de un hogar en alguna parte. 

Una noche particularmente difícil para ambos se reunieron en su lugar secreto, el cual no era nada más que un viejo teatro abandonado con una ventana rota en un lateral.

Cuando el azabache había llegado al punto de encuentro, el albino ya se encontraba allí, yacía tumbado en una de las cobijas que habían llevado semanas atrás, con las manos detrás de la cabeza y el cable de los auriculares conectado a su teléfono.

—Ya llegué— Hablo haciéndose notar, ante lo cual el albino se levantó y su sonrisa inicial rápidamente se había transformado en una mueca al ver el rostro ajeno—

—Eso se ve horrible— Comento mientras observaba con detenimiento la zona amoratada alrededor del ojo contrario— ¿Mala noche? —

—Una mierda de noche— Respondió desplomándose al lado del otro, quien rápidamente compartió uno de los auriculares—

—Uhm, ¿Qué paso? —Decidió preguntar, aun conociendo la respuesta sabía que el otro a veces simplemente necesitaba filtrar las cosas—

—Lo misma pelotudez de siempre— Murmuro mientras comenzaba a mover su pie al son de la melodía— Él chupa pija estaba borracho y nos cagamos a piñas—

—Me parece que saliste perdiendo— Burlo, el de ojos zarcos, recordando algo— Te tengo algo— Se levantó ante la atenta mirada del azabache y rebusco en su mochila— Toma, lo compre por tu cumpleaños—

Spreen abrió los ojos sorprendido por el gesto, había olvidado por completo la fecha de su cumpleaños y el hecho de que el albino lo hubiese recordado consiguió que algo en su pecho se hundiera.

Sostuvo la caja alargada entre sus manos mientras observaba el meticuloso envoltorio con fascinación, debía admitir que se sentía mucho más emocionado de lo que debería, por lo que después de algunos segundos lo abrió con cuidado.

Su sorpresa incrementó aún más cuando vio el contenido, situado sobre una capa de terciopelo de color rojo, yacían unos lentes oscuros de aspecto sofisticado.

Cualquier palabra había muerto en sus labios al comprender que se trataban de los mismos lentes que habían visto meses atrás en una tienda de lujo, había terminado fascinado con estos y se encontraba dispuesto a comprarlos, cuando el exorbitante precio lo echó para atrás.

Era una cantidad ridícula, la cual no podría pagar incluso en meses, por lo que con resignación había abandonado el lugar sin percatarse de que el albino había encontrado el regalo perfecto.

Se apresuró a buscar la etiqueta con el precio, más no la encontró por ningún lado, oyendo entonces la risita proveniente de Conter que parecía estar esperando su reacción.

—No la vas a encontrar, la tiré— Dijo con simpleza como quien habla de un simple envoltorio de algún caramelo— ¿Te gusto mi regalo? —

—Amigo es una banda— Respondió aún envuelto en la sorpresa inicial— ¿Cuánto gastaste? No lo puedo aceptar—

—¿Vas a rechazar mi regalo? —Contraataco con una falsa indignación— Eres un puto malagradecido— Bromeo intentando que el otro dejase de indagar—

Writetober [Spreenter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora