Día 6 | Hanahaki Disease

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Mayichi y Carola nunca habían estado tan decididos sobre algo en su vida, lo habían notado por separado y cuando accidentalmente confesaron ser conocedores de eso decidieron unir fuerzas.

Eso, se trataba del aparente secreto que Spreen había estado guardando hasta entonces, aquello no era nada novedoso para el par, después de todo conocían la personalidad reservada que el otro poseía.

Lo que si había resultado una gran novedad había sido el contenido del jugoso secreto que el otro guardaba con tanto recelo.

Ambos lo habían averiguado en distintas situaciones, la joven de cabellos castaños lo había descubierto la mañana en la cual se había acercado a la oficina del azabache en busca de explicaciones debido a la revista que exponía la aparente infidelidad de su pareja.

Había abierto las puertas de cristal con un sonoro golpe, envuelta en lágrimas dispuesta a conseguir la verdad, pero antes de que pudiese emitir una sola palabra, noto la figura encorvada del otro mientras cubría sus labios con una mano.

Ante la repentina interrupción alzo la vista que no se encontraba cubierta por sus característicos lentes oscuros, no podía estar del todo segura debido a sus propias lagrimas que empañaban ligeramente su visión, pero creyó haber avistado unas algunas gotas cristalinas rodar por sus mejillas.

Al advertir su presencia, el más alto rápidamente recobro su compostura mientras le daba la espalda dirigiéndose a su silla, una mancha de color llamo entonces su atención, al pie de su escritorio en la papelera yacían lo que parecían ser pétalos de un color ambarino.

Al notar su vista posicionada en aquello, el de lentes oscuros aparto la papelera con disimulo mientras comenzaba a hablar, cambiando el foco de atención de la castaña.

Por su parte, la forma en la que el rubio lo había descubierto había sido más directa y casi involuntaria, se encontraban en la tienda de empeño, con el azabache guiando el intercambio entre Tanizen y Carola.

Al abandonar el establecimiento con un considerable botín para el de brillantes ojos cian, este en su inmensa alegría, al verse reflejado en las relucientes monedas de oro, agradecía al de lentes oscuros por su ayuda, dándole una palmada amistosa en la espalda.

No supo si una vez más su fuerza había sido desmedida, pero Spreen doblo su cuerpo hacia adelante mientras tosía lo que parecían ser pétalos, tardíamente llevo sus manos a sus labios manteniendo el contenido dentro de sus labios.

El vikingo se encontraba ciertamente desconcertado al ver una escena semejante desarrollarse frente a sus ojos, antes de que pudiera reaccionar el otro se levantó presuroso y se despidió rápidamente sin dar mayores explicaciones.

La de ojos violáceos, siento tan emotiva como era, no había podido descansar tranquila, tenía la intuición de que algo iba muy mal y el no poder ayudar en nada la hacía sentir miserable.

Por lo que decidiendo tomar la iniciativa había decidido investigar lo que estaba sucediendo con su amigo, fue en su búsqueda cuando se encontró con el rubio que parecía tener los mismos intereses que ella, aliándose en el proceso.

Después de recurrir a muchas personas y a muchos lugares en los que no habían encontrado demasiado, decidieron dirigirse a las profundidades, donde esperaban encontrar algún tipo de respuesta en los místicos libros que, por lo que sabían, hablaban sobre distintos temas.

Había sido toda una aventura para el par que intentaban no morir en el proceso de recolección de distintos libros en lo que parecían ser campamentos abandonados en las minas, escapando constantemente de las bestias moribundas que no parecían querer dejarlos en paz.

Writetober [Spreenter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora