Día 26 | Cicatrices, quemaduras y heridas de batalla

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Los días siguientes a la resurrección de Spreen parecían haber transcurrido con normalidad, continuaba con sus misiones aun cuando su tiempo se había dividido entre dos mundos y su personalidad burlona y confiada seguía intacta.

O al menos eso era lo que las personas ajenas al azabache podían ver, pero tratándose de Conter, quien lo había conocido a profundidad durante los últimos años, casi podía adivinar que algo no iba bien con el de lentes oscuros.

Si bien no podía identificar de que se trataba con seguridad, podía apostar que tenía mucho que ver con las lesiones que su última muerte había dejado como legado.

Rememoro el relato sobre la experiencia con la muerte que Spreen le había confiado la misma noche en la que había vuelto a la vida.

Su muerte había sido violenta, en el frenesí de la pelea y con el subidón de energía que le proporcionaban los tótems al consumirse, sus sentidos se encontraban en máxima alerta, por lo que las explosiones determinantes habían tenido impacto hasta tres veces mayor.

Había sentido como las explosiones habían desgarrado su piel, separando la carne del hueso en una reacción ante el fuerte impacto, recordaba incluso la sensación del fuego lamiendo su carne abierta, cauterizando las heridas en el proceso.

—Todo dolía como la mierda— Musito con los dientes apretados al tiempo que intentaba cubrir la piel quemada de su rostro con los mechones más largos de su cabello.

—¿Cómo una muerte en lava o el nether? —Indago con curiosidad, ganándose un suspiro cansado del más alto.

—No, todo acá es diferente, hasta morirte boludo— El albino tuvo que asentir ante sus palabras— Y vos, ¿Cómo sentiste tu muerte?

—Una mierda— Resoplo recordando la agónica sensación de caída— Tenía caída lenta, eso solo empeoro las cosas.

Relato entonces su propia experiencia, la forma en la que la desesperación se había adueñado de su cuerpo en un último intento de sostenerse del puente.

Y la peor parte había llegado cuando el efecto de caída libre había abandonado su cuerpo, la velocidad con la que caía era terriblemente rápida, sintió un frío paralizante por todo su cuerpo que entumeció sus miembros.

Un pitido en sus oídos que iba en aumento sumado a un dolor que llego a su límite cuando sus tímpanos simplemente explotaron, con ello todo el ruido a su alrededor cesó.

Sus pulmones golpeaban contra su caja torácica con tal fuerza que el albino creía que iban a explotar mientras apenas podía inhalar algo de oxígeno debido a la velocidad de su caída.

Todo pareció ralentizarse por momentos, cuando finalmente sintió el impacto contra el suelo por apenas segundos había sentido como todos los huesos de su espalda se habían quebrado antes de perder la consciencia.

—No es una muerte por altura normal —Finalizo con disgusto mientras apartaba el recuerdo de su mente.

Después de dar un par de vueltas al asunto, creyó comprender que era lo que podía hacer, afortunadamente para él, la oportunidad perfecta se había presentado frente a sus ojos.

El azabache regresaba de darse una ducha en la zona dedicada para aquella labor, se encontraba secando su cabello vestido únicamente con unos pantalones, dejando a la vista su espalda desnuda mientras rebuscaba entre sus cofres alguna camiseta.

Conter paseo la vista por la piel ajena, notando las distintas cicatrices que tenía a lo largo del cuerpo, algunas se trataban de piel quemada por el fuego de un tono ligeramente rosáceo, otras eran marcas características del filo de una espada, incluso algunas zonas de piel deformada por el veneno.

Writetober [Spreenter]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora