El extraño de Halloween

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Por fin llegó el 31 de octubre, mi día favorito del año. Las casas destellan con calabazas iluminadas y los niños se preparan para el truco o trato. Mis vecinas siguen debatiendo sobre qué decoración será la mejor, y no puedo evitar sonreír ante la repetición de cada año.

Pero no hay tiempo para pensar en eso. A diferencia de otros años, hoy decidí no celebrar en casa y en su lugar, ir a la fiesta de Katya, mi mejor amiga. Estoy segura de que le encantará saber que finalmente me uniré a ella y nuestros compañeros en una noche de locuras y desafíos.

Me estoy preparando en mi habitación para salir a las ocho. Opté por un disfraz de ángel de la muerte, con una guadaña sorprendentemente realista y alas negras que le dan un toque único, al igual que mi maquillaje opaco y sombrío.

Cuando termino me doy cuenta de que he hecho un gran trabajo, consiguiendo lucir exactamente como quería, con mi oscuro cabello cayendo por mis hombros y la suave tela del disfraz cubriendo mi cuerpo de forma sublime y con mis ojos, ahora rojos, sedientos de sangre y almas, tan perfectos como el resto de mi conjunto.

A la hora prevista bajo las escaleras y me despido de mis padres, prometiéndoles que no haré ninguna locura, pero ni siquiera sé cómo serán las cosas una vez dentro de la casa de Katya.

Camino las iluminadas calles de mi pequeño pueblo, observando con más detalle cada hogar donde se festeja este día hasta que noto un enorme peso a mis espaldas, así que me giro para quedar de frente a un hombre que imagino por aquel peso tan extraño, me miraba antes de voltear.

Su figura es alta, imponente y musculosa, con un traje de gala negro cubriendo su mayoría y una desajustada corbata alrededor de su cuello que lo hace parecer despreocupado. Sus verdes ojos me miran aún, detallándome por completo mientras yo estoy absorta contemplando el rostro más hermoso que he tenido la dicha de ver, pero observarle no hará que deje de preguntarme la razón por la cual me mira, por lo que decido cuestionárselo a él.

-Disculpa ¿Te conozco? He notado que me mirabas. -niega mientras una sonrisa ladina aparece en sus labios.

-No me conoces, preciosa. Te miraba porque me ha encantado tu disfraz y me gustaría saber exactamente de qué es. -responde simple.

-Este... -me asusto un poco, cayendo en cuenta de que estoy hablando con un completo desconocido, pero una especie de atracción me impide dejar de hablar -. Soy una especie de ángel de la muerte, o algo parecido.

-¿Y eso existe? ¿Crees en los ángeles buscando almas para llevarlas al cielo o al infierno? -me pregunta haciendo énfasis en la palabra infierno, a lo que niego aún con un poco de miedo -. Bien, nos vemos luego, tu amiga te está llamando justo ahí detrás -señala mis espaldas para luego decir una última palabra -Jolie.

Me giro por instinto y no la veo por ninguna parte, por lo que vuelvo a mirar hacia el desconocido que me habló, pero no está.

Un momento... Me llamó Jolie ¿Cómo sabe mi nombre?

Aún estoy estática, observando el punto en el cual aquel hombre se encontraba antes de desaparecer de mi campo de visión. Un escalofrío azota mi espalda de nuevo, pero esta vez al girarme no hay nada, solo más casas con familias felices en su interior.

Decido olvidarme por un momento de lo que acaba de ocurrir para no arruinarme la noche, para no temerle a la presencia de ese sujeto que espero no volver a encontrar, así que continúo mi camino.

Al llegar toco la puerta, decorada con telarañas bastante realistas y me recibe un chico al cual no conozco, invitándome a pasar y, según él, volverme loca.

El lugar está increíble y todas las personas que lo llenan con sus extravagantes disfraces bailan, conversan y juegan bebiendo un líquido rojo bastante parecido a la sangre.

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