Imparable

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"Nadie debe descubrir jamás quien soy". Ese ha sido mi lema desde que me uní a Revenge, la organización de asesinos a sueldo para la que trabajo.

¡Oh! Había olvidado presentarme, mi nombre es Atena Scradless y mi infancia y juventud fueron bastante confusas, a decir verdad.

Resulta que mientras yo jugaba a perseguir mariposas mis padres hacían lo mismo que yo en estos momentos: asechar, torturar y asesinar a malnacidos que una institución privada les ordenaba. Ellos nunca me confesaron nada, al ser una niña no iba a comprender las cosas y al parecer no querían eso. Fue a los quince años que lo descubrí mientras veía como Steven Refcold, el psicópata más buscado por Revenge los asesinaba en mi habitación, no sin que antes me ocultaran en el clóset.

Les confieso algo: no sentí absolutamente nada cuando vi sus cuerpos inertes llenos de balazos, no me dolió, tampoco me alegré y fue ahí cuando descubrí que quizás no era una persona normal ¿Pero para qué ser normal? ¿Para qué la gente te pisotee así como ese hijo de puta había hecho con ellos? Lo único que sí tuve fue la promesa que me hice de encontrarlo y arrebatarle lo mismo que él a mí, cosa que me sería difícil por su condición psicológica tan compleja.

Hoy al fin, a mis veinticuatro años me llegó la misión de encargarme de él y créanme que no me fue fácil, años trabajando aquí, acabando con mafiosos, pedófilos, necrófilos, aberraciones de personas y ahora es que me ven apta para la tarea.

Me dirijo hacia mi casa y me detengo al escuchar la voz de Elba, una anciana latina que vive a dos casas de la mía.

-Atena, buenos días mijita ¿Cómo amaneciste? -pregunta cordial, como siempre.

-Bien, Elba, venía de hacer la compra. -le muestro las bolsas de color que dentro no contienen alimentos, sino mi traje, máscara y arma favorita: una glock 17 con silenciador, delicia bendita.

-¿Me ayudarías a darle la medicina a Stink? Usualmente lo hace mi hijo, pero hace mucho no viene por aquí.

Señora, a su hijo lo maté hace dos semanas por violar a 47 jovencitas.

Deseo decirle eso, pero no lo haré ¿Para qué? En su lugar la ayudo a darle el medicamento a su gato, el cual por lo que he visto estas últimas semanas ha mejorado muchísimo de su anemia, al pobre animal Elba lo encontró con distrofia y moribundo, pero lo ha cuidado bastante bien.

Luego de despedirme de la vecina continúo mi camino, deteniéndome en la entrada de mi casa para sacar las llaves de mi cartera, las cuales sé que no necesito al ver como la puerta es abierta.

-Te demoraste hoy -es mi esposo quién me habla -¿Mucho trabajo en la sucursal?

-Sí, varias transacciones y mucho papeleo -miento -¿Sabes algo del nuevo vecino?

Ese es otro tema que me inquieta pues hace poco se mudó un nuevo vecino al que nadie ha visto, pero por dicho evento no he dormido muy bien que digamos y tengo la certeza de que me está vigilando ¿Por qué?

Bueno, en estos momentos hay una persona de la que me debo encargar y de seguro ya está enterado, obviamente mucho antes que yo y por mi trayectoria sé que su contacto dentro de Revenge es Alicia, la típica niña mimada que siempre quiere más, además de la única que me quiere ver muerta desde que me casé con Julien y para su desgracia no es mi culpa que fuera yo quien lo distrajera mientras ella asesinaba a su esposa, como tampoco es mi problema ser la favorita de todos por destilar el veneno que ella jamás tendrá en sus venas, así que su deseo de asesinarme le saldrá caro.

-No, aún no se le ha visto, pero sí se sabe que hay un hombre en la casa, es extraño. -piensa mientras me mira.

-Debe de ser apático, quizás por ello no da la cara -miento -. Necesito bañarme, estoy agotada.

Colección De RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora