V e i n t i s i e t e

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Yoon Oh 


El sonido de mi teléfono interrumpió la conferencia que estaba presentando mi abuelo a los accionistas y aunque me miró mal salí a contestar ya que se trataba de Yuta y tampoco s como si me la estuviera pasando increíble en esa reunión. —¿Si? —hablé suavemente. —Estoy un poco ocupado ¿Qué pasa? 

—¡No lo vas a creer! —exclamó  tan fuerte que tuve que alejar el móvil de mi oreja para evitar quedarme sordo. 

—¿Ah? —respondí confundido. —Habla de una vez Nakamoto.

—Incluso estando a kilómetros sigues dando de que hablar Jung —se burló.  —Doyoung se enteró de que besaste a su novio en su cumpleaños.

Abrí los ojos sorprendido, no, no y no, eso no tenía que pasar —¿Qué demonios acabas de decir? —volví a preguntar, estaba esperando que dijera que era una broma.

—Johnny me lo dijo, Ten estaba ahí, quizás él tuvo un poco que ver en ello.

—Mierda... —así que era real, pero si lo era... —¿Y mi... Y Taeyong? —me corregí antes de decir algo incorrecto.

—Oh, ese el asunto. —dijo.

—Habla claro Nakamoto —dije sin una pizca de paciencia.

—Bien, tranquilo —se quejó. —Él parece... Triste, deberías ver las ojeras que tiene, además parecen una pareja divorciada, Doyoung ni siquiera lo mira.

Suspiré, esto no podía estar sucediendo, sabía que tarde o temprano eso lastimaría a Tae, pero no pude evitarlo.

—¿Cuándo pasó eso?

—Al parecer hace unos cinco días.

—¿Cinco? ¿Y apenas me lo dices?

—Yo no sabía, me enteré apenas, ¡regaña a Johnny, no a mi!

—Ok, nos vemos —dije y colgué, aún pude escuchar una queja de su parte, pero no podía seguir ahí sin hacer nada.

Olvidé la estúpida junta y tomé mi portafolio, salí rápidamente de mi oficina pasando de largo la sala donde se estaba realizando y a unos pasos pude ver a mi abuelo mirándome con desaprobación, sin embargo lo ignoré ya que estaba por hacer una llamada.

—Cancela todas mis actividades hasta el viernes —dije a mi secretaria.

—¿Qué demonios crees que haces? —Sabía que no le iba a hacer gracia mis decisiones, me giré a verlo, realmente no tenía ganas de pelear pero tenía que hacer esto con tal de verificar que Taeyong estuviera bien.

—Lo siento abuelo pero esto es importante —hice una reverencia e señal de disculpa y me coloqué nuevamente a el teléfono  —Mingyu, por favor consigue un boleto para el próximo vuelo a Corea, está bien, gracias —agradecí a mi asistente y colgué para poder enfrentar a la furia de mi antecesor.

—¿Corea? ¿Te volviste loco? —y ahí estaba, el explosivo Jung.

—Escucha, he estado aquí... ni siquiera recuerdo cuánto tiempo, te he obedecido en todo e incluso fui a probarme el traje, por lo que más quieras, déjame hacer esto y te juro que al regresar haré lo que me pidas, es un asunto que tengo que resolver en persona —supliqué. 

Se quedó callado por varios segundos que se me hicieron eternos, no sabía lo qué pasaba por su mente, realmente esperaba que no me dijera algo negativo o era capaz de lanzarme a llorar ya que estaba alcanzando mi límite en cuanto a mi salud mental, creía que en cualquier momento iba a colapsar. 

El chico de los hoyuelos -JaeYongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora