16. La vida sigue

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"El show debe continuar, tendrá que continuar sin ti..."

- Feeling down - Rey Gordiflón - 

Un mes después.

Vivir con un corazón roto es una sensación extraña.

Todos los días me despierto y extiendo una mano a ciegas hacia el otro lado de la cama, aún distraída por la clemencia del sueño, que hace que me olvide de que se ha ido.

Pero cuando mi mano cae en el colchón vacío y mis ojos se abren, recuerdo.

Esta ya no es nuestra cama.

Es mía, y estoy sola.

He regresado a mi casa, en la que ya no hay cosas suyas, excepto pequeños souvenirs que he conservado como un recuerdo inútil de que él existió, pero no tiene sentido, porque está marcado en mi piel.

Lo veo sentado con una guitarra en el sillón de la sala que siempre fue mío, pero ahora tiene su impronta.

Lo escucho cantando en el baño, aunque ya no veo la silueta de su cuerpo desnudo a través de la vitrina.

Casi nunca tiene sentido que la vida siga, si al mismo tiempo se ha quedado incompleta.

A veces, se siente como si llevara un mes entero sin respirar bien.

Todavía en ese instante en el que mi mano cae en la sábana fría de mi cama vacía, me sobrevienen las lágrimas, y mis días empiezan llorando.

Pero no se quedan de esa manera, porque su amor me marcó más allá de las cosas simples.

Deseo que él esté bien y busque un camino después de mí, así que intento hacer lo mismo, porque sé que en dónde esté, se preocupa por mí; y seguramente también extiende la mano a ciegas en su cama buscándome allí.

No quiero imaginármelo llorando, así que trato de no llorar.

Encuentro hobbies estúpidos que me entretienen por un rato, aunque entretenerse de la tristeza parece un concepto ridículo.

Cada vez que empiezo a arrepentirme de mi decisión y estoy levantando el teléfono para llamarlo, lo veo pintando ese mural mientras lloraba a los gritos, y me detengo.

Se merece una vida en la que algún día pinte otro mural y arrulle a su bebé frente a ese.

Y yo me merezco una vida en la que pueda elegir no ser madre.

A veces, el amor y la vida no tiran para el mismo lado.

Pero de algún modo, ambos siguen adelante.

Así que no lo llamo.

Y él no me llama.

Irónicamente, sé que me ama porque no me busca, y no me hace más difícil el proceso de intentar seguir adelante.

Tenemos tantos amigos en común que es virtualmente imposible que no nos encontremos de vuelta, pero todavía no.

Ahora, sigo recogiendo los pedazos de mí que quedaron luego de su partida.

Todavía no conozco el amor después del amor, pero me entero de que la vida sigue.

Sobre todo, me entero de que su huella es imborrable, porque sigo recordando que me amó por ser yo misma.

Así que trabajo todos los días para volver a ser yo. 

La mudanza » NathmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora