25. ¿De verdad?

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La verdad es que ya aprendí a esperar que se escriba sola la canción, cada cosa en su justo lugar...Dale tiempo al tiempo...

- Tiempo al tiempo - Fito Páez - 

Siento su mirada en mí, y mi piel cosquillea ahí donde sus ojos la tocan.

Me inclino hacia adelante y Luna agarra un mechón de mi pelo y lo sacude.

La arrullo un poco y le tarareo una canción, y ella se ríe.

Él no dice nada.

Raspa pensativamente el fondo del tazón de helado que sirvió para los dos, pero se queda en silencio.

- ¿Qué? – Le pregunto por fin

- ¿De qué?

- Estás muy callado – Replico, enfurruñada

Está muy callado mientras me mira cargar a su sobrina.

Para ser precisos, está muy callado mientras me mira hacer cosas de mamá, que se me dan estupendamente bien.

Los niños me adoran, y a mí me encanta mimarlos.

Pero cuidar de un bebé en su compañía justo en esta casa, mientras estamos sentados bajo la ventana en el techo debajo de la cual hicimos el amor por última vez resulta, al menos, incómodo.

- Te estaba mirando – Responde con sencillez. Resoplo

- Puedo ver que me estás mirando. Solo dime qué estás pensando

- Te sienta bien – Observa, y hace una seña con su mano abarcando a Luna entre mis brazos

- Simón... - Empiezo a intentar explicarme, pero él levanta una mano y me detiene

- Lo siento, no es mi intención incomodarte. Intentaba que sonara como un halago – Se excusa. Suspiro

- Pero no puedes evitar imaginar que el bebé en mis brazos podría ser nuestro, y la historia sería muy diferente

Sube las cejas, sorprendido por el despliegue de sinceridad de mi parte.

Hasta yo estoy sorprendida.

- En realidad, no. Mientras más tiempo paso con Luna, más me doy cuenta de lo poco preparado que estoy para ser padre. Definitivamente no lo estaba en ese momento tampoco. Tengo muchos asuntos que resolver conmigo mismo, y creo que le habría pasado todo eso a nuestro bebé, así que no. Ya no pienso tanto en él o ella cuando veo a un niño por la calle – Me responde sin mirarme, mientras raspa de nuevo el tazón de helado

- Lo siento – Murmuro – Solo...me lo reprocho a veces

- ¿Qué cosa?

- Mis decisiones

- No lo hagas. Puedes querer lo que demonios sea que quieras

Se me ocurre que lo quiero a él.

A pesar de todo.

Aunque la razón por la que nos separamos sigue ahí, y sigue siendo real, pienso tercamente que todavía lo quiero.

Que mi lugar más feliz sigue siendo ese en el que está él.

Me doy cuenta de que me quedé mirándolo. Luna sigue jugando con mi pelo, y la dejo.

Él se vuelve y me encuentra distraída admirando la curva bonita de su boca.

Sonríe.

- ¿Qué?

- ¿De qué? – Lo imito

- Te quedaste mirándome – Ruedo los ojos, porque ya tuvimos toda esta conversación. Él se ríe

- Dime que estás pensando

- ¿Todavía sueñas con tener hijos?

- No, Nathalia. Ya no es algo con lo que necesariamente sueño – Responde, con sus ojos fijos en los míos

Siento que el corazón me late en la garganta.

Me recuerdo a mí misma que estoy cargando un bebé, y tengo que mantener la compostura.

- ¿No? – Pregunto con una voz chillona y horrible

- No – Confirma – Siento que es una decisión influenciada por lo cultural y familiar de la que es difícil sacudirse, pero ya no está en mi lista de prioridades o deseos a corto plazo. Pienso que es algo que podría suceder o no, y estaría bien

- ¿De verdad? – Confirmo, y no puedo evitar que la ilusión se filtre en mi voz

- De verdad – Asiente, como diciéndome que haga lo que quiera con eso.

Le sostengo la mirada, porque lo haré.

Te voy a reconquistar, Simón Vargas.

Me voy a atrever a volver, y va a ser increíble.

La mudanza » NathmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora