19. Cada 6 meses

270 31 12
                                    

Porque el amor cuando no muere, mata....porque amores que matan, nunca mueren....

- Contigo - Joaquín Sabina - 

Toma mi mano mientras caminamos por la acera.

No debería tomar mi mano.

Él lo sabe.

Yo lo sé.

Pero le permito que lo haga, porque se siente natural y correcto, como si solo fuera otro día en el que salimos de nuestro castillo a buscar un lugar tranquilo para pasar la tarde juntos.

Me mira de reojo y me sonríe.

Le sonrío de vuelta.

Ninguno de los dos ha hablado mucho desde que nos levantamos luego de nuestro ataque de risa por caernos.

Me puse una camiseta azul que siempre le gustó, porque decía que hacía ver mis ojos muy profundos, y sé que lo nota, pero no dice nada al respecto, así como finge que tenemos permiso de ir tomados de la mano por estas calles que solían sentirse como si fueran nuestras.

Siento que todo el calor de mi cuerpo se ha concentrado en mi mano izquierda, justo donde él me toca.

Suspiro.

Él me mira otra vez.

- Es una estupidez, porque creo que conozco la respuesta, pero me gustaría preguntarte cómo estás – Dice distraídamente, mientras su dedo pulgar recorre mis nudillos

Todo el calor de mi cuerpo viaja hacia mis nudillos.

- Pregúntamelo – Le digo

- ¿Cómo estás, Nathalia?

- Estoy bien – Respondo – Todavía no estoy completa, pero estoy bien. Este hombre que me cambió la vida me enseñó a apreciar mi propia fortaleza de un modo diferente, así que creo que lo estoy haciendo

Me sonríe de nuevo.

Sus ojos tienen el color del chocolate amargo y parecen muy brillantes cuando sonríe así.

- ¿Cómo estás tú? – Le pregunto de vuelta

- ¿Sabes cuando pedíamos ese capuchino en leche de coco de ese café que nos gustaba? – Me pregunta sin sentido. Asiento, porque claro que lo recuerdo – Era un gran capuchino, pero ponerle canela siempre lo hacía infinitamente mejor. La vida se convirtió en un capuchino sin canela constante. Todavía es bueno, pero le falta algo esencial que lo hacía increíble

Dejo de caminar, y él se detiene conmigo.

Lo miro.

Me parece más alto de lo que me acordaba, aunque estaba segura de no haber olvidado nada.

Le sonrío.

- ¿Estás diciendo que soy la canela? – Sugiero

- Para toda la vida – Asiente

No me aguanto, y lo abrazo.

No estoy segura de qué se me permite, pero él me abraza de vuelta.

Estamos de pie en medio de la acera de una zona residencial aleatoria en Bogotá, pero de repente se siente como si el mundo, que estuvo un poco torcido de su eje, se enderezara.

- Te quiero proponer algo – Me dice mientras me abraza

Mi corazón se salta un latido y medio, y luego retoma su marcha a doble ritmo.

- ¿Qué?

- Entonces.... – Empieza, y vacila. Me gusta verlo inseguro, porque muestra una vulnerabilidad que no es habitual en él – Somos ex novios – Observa tontamente

- Que horrible – Me quejo

- Lo sé – Suspira – La gente me sigue preguntando por qué no estamos juntos, y siempre les digo que es porque queremos que el otro tenga la oportunidad de ser feliz. ¿Qué nos hace pensar que sabemos lo que el otro necesita para ser feliz?

Me quedo en silencio, porque no lo sé.

Francamente, aquí parada abrazándolo y siendo abrazada por él, soy más feliz de lo que puedo recordar.

- Así que me dije a mí mismo....¿Por qué no verificar si el otro de verdad está siendo feliz? Iremos a una boda en 3 días. Una boda que debería ser la nuestra, si cabe mencionar, pero eso es otro asunto. Pensé que podría verte otra vez en unos 6 meses. Solo una salida, un café. Te preguntaré si eres feliz. Luego te veré otra vez en los 6 meses siguientes, y te lo preguntaré de vuelta. Y si sucede que han pasado y pasado sumas de 6 meses y 6 meses 6 6 meses de vernos, tomar un café y hacernos esa pregunta, y ninguno ha dado una respuesta afirmativa, a lo mejor tomamos una decisión estúpida y debemos reconsiderarla

Suelto una risita contra su pecho.

La promesa de vernos cada 6 meses es una vida de vilo. De solo desear que el mundo se mueva en semestres y no en horas o días, solo por el momento de volverlo a tener cerca.

A lo mejor es una idiotez.

A lo mejor separarnos amándonos tanto también fue una idiotez.

Y como cualquier decisión parece idiota ahora mismo, le digo que sí. 

La mudanza » NathmonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora