ㅡ¡YA DEJA DE DECIRME MICHI! ME LLAMO KIM JENNIE, JEN PARA LOS AMIGOS!!! ㅡgritó la peliazul que hace unos momentos era un inofensivo gato.
ㅡY-yo l-lo siento ¿J-Jennie?, pensé que no te molestaba llamarte así... ㅡmurmuró la alta mientras apartaba la m...
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—Lisa nos va a matar —murmuré mientras me levantaba.
No habíamos dejado nada de torta helada... Mejor dicho, Jennie no dejó nada.
—Seguro ni se acuerda ㅡdijo Jennie mientras salía de la habitación despreocupadamente.
Seguro ni se dio cuenta que anda desnuda, pensé mientras reía, todavía no me acostumbraba a verla así.
Había dormido en su forma gatuna y no sé en qué momento se había cambiado a su forma humana para despertarme.
—¡MALDITAS PECADORAS! —se escuchó en la cocina, y en menos de unos segundos Jennie había vuelto a la habitación para meterse en el armario y prácticamente luchar por ponerse una pijama— ¡Park Roseanne más vale que estés con ropa cuando entré! —gritó quien supuse era mi madre.
Mierda.
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—Lo siento cariño, no quería asustarte —dijo mi mamá mientras acariciaba la cabecita de Jennie— Sólo me sorprendió un poco —murmuró.
—¡Pero si tú sabes que me gustan las mujeres! —dije y mamá me mandó a callar con una mirada asesina —Pero- ¡Eres atea y lesbiana como yo! —grité.
—Ay, es verdad —dijo mientras dejaba de acariciar a Jennie— Bueno en ese caso, tienen mi bendición no bendita —dijo sonriente.
—P-pero no somos nada —murmuró Jennie completamente roja de la vergüenza.
Auch.
Mi mamá me dio una mirada asesina.
—¡No me mires así! —dije intentando apartarme de su campo visual, fingiendo que buscaba algo en la heladera.
—Park Roseanne ven aquí en este preciso instante —dijo mamá autoritariamente.
No podía desobedecerla, así que me volví a sentar frente a ella.
—¿Qué te impide estar con este solcito? —preguntó mientras acariciaba el mentón de Jennie, la cual comenzó a ronronear.
Sin darme cuenta ya había abandonado mi silla para ir a sentarme junto a Jennie y hacerle mimos en las orejas, ahí y en la nuca eran los lugares favoritos de ella para recibir mimos.
—No lo sé —respondí de repente, sorprendiendo a Jennie.
—Bueno no puedo meterme en sus problemas de pareja, así que ya verán ustedes —dijo mientras levantaba las manos y comenzaba a irse lentamente.
—Pero ya lo hiciste... —murmuré.
—¿Qué dices cariño? —preguntó fingiendo una sonrisa.
—E-eh nada —respondí apresuradamente y Jennie rio por mi comportamiento.
—No me malinterprete pero... ¿Cómo entro? —dijo Jennie y mi madre se quedó congelada en su lugar.
—Mamá —le llamé la atención para que hable.
—Lisa me dijo que había torta helada —murmuró.
—Hija de- —me vi interrumpida por la mano de Jennie, a ella no le gusta que insulte— Dios —terminé la frase de forma más "pura".
—¿Por eso usted estaba revisando el freezer cuando entre? —preguntó Jennie con el ceño fruncido.
—E-eh —tartamudeo mi madre mientras se alejaba poco a poco hacia la puerta.
Me levanté de mi silla y tape la entrada al ver sus intenciones.
—Tú no te vas —dije mientras entrecerraba la ojos— Dame la llave —murmuré extendiendo mi mano.
Era obvio que Lisa se la había dado.
Ella a regañadientes la entregó.
—Para la próxima invítennos, Mina quería venir pero yo no la dejé, esa rata cree que la perdonare de un día para el otro —habló y su voz se iba haciendo grave por segundos.
—¿Otra vez se comió tu porción de pollo? —pregunté, y obviamente acerté, las idiotas sólo pelean por eso.
—Me voy, luego llámame —murmuró mientras pasaba por debajo de mi brazo y salía de mi departamento.
—Tengo hambre —dijo Jennie con un puchero.
Automáticamente me puse el delantal y busqué que podría cocinarle.
Me sorprendió que Jennie también se haya puesto un delantal, me miró con una sonrisa y se puso a buscar algo en los cajones.
Saco una bolsa de fideos y yo reí por lo tierna que se veía mostrándolos.