¿Y si no eres tú?

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Miro el reloj que hay sobre la mesita de noche: 3:00 am.

Llevo toda la noche desvelada pensando en todo lo que ha pasado estos últimos días, que están siendo sumamente caóticos.

Ahora mismo me encuentro en el dormitorio de Santi, tumbada en su cama y con él a mi derecha. Me invitó a dormir con él esta noche y mañana llevarme al trabajo, y no sé porqué pensé que sería buena idea. Ojalá yo pudiese dormir tan a pierna suelta como lo hace él después de todo lo de hoy.

¿Qué quiso decir Carlos? ¿Qué pensará Santi y cuál será su próximo movimiento? Nos hemos acostado y me ha dicho "te quiero", algo ha tenido que significar para él todo esto, pero sigue siendo impredecible.

¿Realmente yo le quiero? Es decir, claro que le quiero pero, ¿le quiero de ese modo? No sé qué pensar, tengo la cabeza llena de pájaros que no dejan de hacer ruido.

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-Despierta o vamos a llegar tarde al trabajo los dos.

Abro los ojos. Santi está recostado en la cama mirándome con una sonrisa leve.

Miro el reloj de la mesita: las 7 de la mañana.

-Buenos días. - Me da un beso en la frente y se levanta. - Voy a ducharme. Te he dejado el desayuno en la mesa. Ahora te veo.

No parece demasiado cariñoso pero me ha hecho el desayuno, supongo que algo es algo.

+Bu-buenos días. - Apenas puedo terminar la frase y él ya se había encerrado en el baño.

Voy al comedor y me encuentro con un gran plato de comida, es todo un cocinitas. Al lado del plato hay una nota escrita a mano:

"Espero que lo disfrutes como yo disfruto de nuestro tiempo juntos. Te quiero"

Ahí estaban otra vez esas malditas palabras impronunciables. ¿De verdad me quiere? ¿Me quiere de esa manera? ¿Qué demonios somos ahora mismo?

Guardo la nota en mis bolsillos, desayuno aunque con el estómago un poco cortado.

-¿Te ha gustado?

+Sí, mucho.

Le sonrío, pero él no parece contento. Quizás esperaba que le dijese algo respecto al "te quiero" de su nota.

Bajamos al portal y nos subimos al coche de Santi para ponernos en marcha.

+Yo también te quiero. - Rompo así el silencio que habíamos estado manteniendo este rato.

-¿Cómo dices?

+Tu nota. Digo que yo también te quiero.

Saco la nota del bolsillo y la desdoblo para enseñársela, pero ambos nos quedamos descuadrados cuando en vez de su nota saco la que Lucas me dejó el otro día en la cafetería diciéndome que me iba a invitar a comer un día de estos.

-¿Cómo? ¿De quién es esa nota Dulce?

+Yo...

-Es del chico rarito de la cafetería, ¿verdad?

+No es rarito, y sí, es suya. Me la dio el otro día cuando me recogisteis para ir a la barbacoa y yo simplemente la guardé para tirarla más tarde y se quedó olvidada en mis bolsillos. - Ya no sé si estoy mintiendo o estoy diciendo la verdad. Quizás estoy mintiendo y creyéndome mi propia mentira.

-¿Entonces vas a salir a comer con él?

Me quedo desconcertada. ¿Qué debo responder a algo así?