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-Dulce, ¿a qué juegas? Santi fue a sorprenderte a tu apartamento y te vio subir a un chico...

+¿Perdón? ¿Qué hacía en mi puerta y por qué eso debería molestarle?

-Ya te lo he dicho, quería sorprenderte porque te vio decaída en tu mensaje. Y si le molesta es porque le dijiste que estabas ocupada y quedaste con ese chico.

+No quedé con ese chico, yo... ¿Por qué tengo que dar explicaciones? ¿Y por qué me llamas a mí?

-Me llamó para contarme. Quedamos para que se olvidase y se despejase; llevo 30 minutos esperándolo y no tengo señales de él aún.

+Está bien, deja que lo llame. ¿Crees que seguirá en mi puerta?

-Y yo qué sé.

Y acto seguido me cuelga el teléfono. Si Jorge y Santi se llevan tan bien es porque son igual de desgraciados, eso seguro.

Bajo al portal, ahí estaba Santi, medio dormido en su coche.

Doy un par de toquecitos al cristal pero esto no le hace despertar.

Me percato de que el coche está abierto así que entro por la puerta del copiloto y le doy un par de toquecitos para espabilarlo.

-Eh... ¡¿Qué haces tú aquí?!

+He venido a ver si seguías en mi puerta.

-¿Me has visto antes?

+Me ha llamado Jorge preocupado porque no llegabas y me ha contado todo. ¿Se puede saber qué hacías aquí?

-Estaba preocupado por ti y vine a verte.

+Eso es muy tierno por tu parte.

-Lo sé.

Le sonrío, me parece bonito que se haya preocupado de esa manera por mí. Al final Laura tendrá razón: tengo mucha suerte, pero de importarle.

+¿Te gustaría subir?

-Es muy tarde y seguirá tu invitado en casa, no quiero... molestar.

+No está en casa; subió, se dio una ducha y se fue.

La cara de Santi adopta un tono sorprendido y desagradable. Caigo entonces en que mis palabras se pueden malinterpretar.

+No creas que...

-No me debes explicaciones, vamos para dentro.

Se baja del coche de repente y yo hago lo mismo un poco desconcertada.

Subimos en silencio, ha decir verdad parece bastante incómodo, como si hubiese aceptado de manera impulsiva, movido por los celos.

¿Qué celos? Yo no le gusto, eso seguro.

-¿Nos sentamos o...? Porque imagino que tú te ibas a dormir.

Me mira de arriba a abajo con media sonrisa. Se me olvidaba que llevaba el pijama puesto y efectivamente: estaba a punto de irme a la cama.

+Pues... sí la verdad. Pero no pasa nada, podemos ver alguna serie si quieres. Es tarde y me da cosa que te vuelvas a casa, no vives precisamente cerca.

-No te preocupes. Igualmente, si quieres podemos ir a la cama.

+¡¿Perdón?!

-Yo también estoy cansado, vamos a dormir, ¿no?

Se acababa de invitar a mi cama, genial. En estos momentos una extraña la caballerosidad de Lucas.

De igual forma me gusta la idea de dormir con alguien hoy y estoy bastante cansada.

¿Y si no eres tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora