Anne (Parte 2)

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Disclaimer: Los Vengadores no me pertencen, son de Disney y de Marvel; solo la historia y los personajes que no reconozcan son míos.

NOTA: Negritas en ruso.

Natasha no podía negar que estaba emocionada, una misión de ese tipo era algo que no había tenido desde que se unió a los Vengadores. Ni siquiera unirse a Stark había despertado esa excitación en ella, aquello que la hacia sentir como una niña pequeña frente a un interminable juego de disfraces.

—La mejor parte del trabajo—dijo para sí misma.

Todavía tenía bastante tiempo antes de que comenzara la misión, y eventualmente debería dormir; así que terminó por irse a casa. Sonrió contenta al ver el apartamento que compartía con su esposo impecablemente limpio; por primera vez en mucho tiempo tenia un lugar al que llamar hogar. Cuando entró a S.H.I.E.L.D. aprendió que el verdadero hogar era la gente con la que compartías tu vida, los que te acompañaban en buenas y malas, cosa que se reforzó con los Vengadores, pero tenía que admitir que era agradable tener un refugio para disfrutar su soledad y poder ser ella misma. Tuvieron que pasar muchos años para que volviera a reencontrarse con su familia rusa y darse cuenta que, tal vez, podía tenerlo todo.

"Venta de Diamantes en Turquía".

A pesar de que realmente deseaba dormir, la curiosidad era grande para ella. No hablaba turco, o al menos no lo suficiente para defenderse en el país; pero las especificaciones que le había dado Coulson claramente decían que eso no importaba. Eso solo la intrigaba más. Encontraba algunas fotografías de Serena Aslan y su trabajo como vendedor de joyas y arte, pero nada que lo pudiese haber puesto en la mirada de S.H.I.E.L.D.

—Tengo que hablar con Coulson para ver qué es lo que no me está diciendo.

Decidida a dejar eso por la paz, se levantó del escritorio; los papeles desperdigados alteraban el orden de la casa, para dirigirse al estudio que había montado en ese lugar. Con la música, Natasha bailaba en paz, dejándose ir. En ese momento podía ser alguien más, la persona que contara la historia de la danza que estuviera siguiendo. Terminó cuando el reloj que tenían en la sala sonó, haciéndole saber que era media noche. Después d aun baño, se metió a la cama, cerrando los ojos inmediatamente.

—¡Nat! ¡Cariño! ¡Estoy en casa!

Unas horas después, Steve había estado al apartamento, aún con su traje de combate. Se sorprendió al no escuchar ninguna respuesta de su esposa, pues solía esperarlo cuando regresaba de una misión; desde que eran amigos, una pequeña tradición. Preocupado, entró a su habitación, donde la encontró profundamente dormida, abrazando su almohada. Depositó un suave beso en su frente antes de meterse al baño, pero ella lo atrapó antes de eso.

—No te vayas, mi amor—rogó la espía.

—Tengo que bañarme, estoy lleno de barro.

—¿Te acompaño?

Aunque intentaba sonar sugestiva, la espía no pudo hacerlo pues se atravesó un bostezo a la mitad de su frase. Steve soltó una carcajada que solo consiguió que Natasha le diera la espalda, cubriéndose con todas las cobijas. Para cuado había salido de la ducha, su esposa ya dormía profundamente. No tardó en unirse a ella, abrazándola con fuerza.

—Me hace muy feliz estar en casa—suspiró el soldado.

La mañana llegó antes de que los dos quisieran, Natasha podía ver el cansancio en su esposo, así que lo dejó dormir un rato más. Preparaba el desayuno con rapidez y eficiencia, pues su mente estaba en la nueva misión que Coulson le había entregado. Abrió el computador portátil mientras escuchaba una suave música, buscando más información acerca de ese hombre. Cuando la tostadora marcó el tiempo necesario para que el pan estuviese listo, Steve entró a la habitación.

ASSEMBLE || AvengersWhere stories live. Discover now