𝐟𝐨𝐮𝐫

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―¡Hey! ―dice Fab al sentarse junto a June; ambos asistían a la misma clase de química, pero, era la primera vez que él abandonaba a Nick quien se ubicaba hasta atrás de la sala.

―Hey...

―¿Qué tal?

―Sobreviviendo ―responde algo desconfiada. Él asiente lento, igual de sonriente que siempre.

―Qué bueno.

De pronto, el profesor se hace presente en la sala y todos guardan silencio para oír las instrucciones que él daba sobre el experimento a realizar durante la clase. June, aun algo extrañada de que Fab continuara a su lado cuando usualmente ella se mantenía a solas en ese periodo, observa por sobre su hombro a Nick quien aguarda a que el docente de la espalda para pronto lanzarle una bola de papel a su amigo, cual se queda estancada entre sus rizos sin que este lo notara.

―¿No volverás con Nick? Te espera atrás ―dice quitándole con delicadeza el papel desde su cabello y entregándoselo sobre la palma de su mano.

―¿Qué tan buena eres en química?

―Bastante.

―A la mierda con Nick entonces ―sonríe feliz y no tarda en voltearse para lanzarle la bola de papel de vuelta a su amigo, pronto dirigiéndole un burlón dedo del medio.

June succiona ligeramente el interior de sus mejillas, suspicaz. Aun así, la simpatía a flor de piel de Fab causa que no le sea tan difícil adaptarse a su compañía. Humilde y algo inocente, él obedece toda instrucción de ella hasta que logran finalizar el proyecto, siendo así liberados por el satisfecho profesor antes de que la clase terminase. De esa manera, ambos deciden caminar hacia el moderado patio interior del campus, ya que, a pesar de que era diciembre, milagrosamente las nubes no cubrían el cielo neoyorkino y el débil sol era suficientemente capaz de mantener tibias las superficies en donde sus delicados rayos se posaban.

―¡Jules! ―llama Fabrizio al ver a su solitario amigo recostado sobre una banca bajo un árbol, ensimismado y escuchando música con su personal estéreo―. ¿Que no tenías dos horas de literatura inglesa?

El aludido no responde, ya que, no percibe a los recién llegados en junto; su vista estaba fija sobre un vacío nido reposando precariamente en una gruesa rama a unos cuantos metros sobre él. June castañea sus dedos frente a la nariz del moreno.

―¿Qué?

―No asististe a tu primer periodo ―dice June esta vez y él suspira aburrido, quitándose por completo los audífonos y enderezándose casi como un abatido anciano sobre la banca de madera.

―Te ves pésimo ―ríe Fab.

―Ayer fui por un par de tragos con Maya.

―Julian... ―bufa June con un característico dejo de cansancio en su voz―. Se supone que tú te gradúas en primavera... Pero, al paso que vas, lo dudo.

―¿Y qué te importa a ti? Soy yo quien se verá en problemas. No tú ―bufa inexpresivo, pero ácido―. Tú sólo continúa tomando clases avanzadas y ganando créditos. John comentó la semana pasada de que veía grandes posibilidades para ti en NYU o, quizá, Columbia.

June se hace a un lado y rueda los ojos, agotada, Julian siempre le reprochaba el favoritismo de su padre con ella. Y esa no era su culpa. No cuando era él mismo quien saboteaba sus inacabables oportunidades y ventajas. Fab, en tanto, deja su bolso sobre la banca y se sienta junto a su amigo.

―Entonces ¿qué tal la chica universitaria?

―Como siempre ―responde asintiendo pensativo y el rizado alza sus cejas repetidamente, picaresco―. No hubo tiempo para nada ayer porque ella fue a ensayar con su banda y estuve ahí un rato.

―Vaya ¿cuál es el nombre de la banda? ¿lo he escuchado?

―Lo dudo...

De pronto, el curioso Fabrizio se ve mortalmente alarmado y, como un venado, se echa a correr sin más desde la banca. June, confundida, no puede evitar buscar con la vista qué era lo que aterraba a Fabrizio, no tardando en divisar a un rápido Nick quien lanza su bolso sobre la banca antes de continuar con su estampida para alcanzar al espantado rizado. La pelirroja, aun contrariada, les observa desaparecer entre los lejanos edificios pertenecientes al gimnasio y luego enfoca su mirada sobre Julian, quien ahora ocupaba el bolso de Nick para recostarse más cómodo sobre la banca.

―No tienes plan alguno para tu futuro ¿no?

―Claro que tengo uno ―dice antes de ponerse el último auricular que restaba para continuar perdiéndose en las melodías de "Heroin" de The Velvet Underground―. Aun no estoy seguro por dónde comenzar. Ese es el dilema.

𝑰𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 𝒄𝒓𝒖𝒔𝒉 |𝐉𝐮𝐥𝐢𝐚𝐧 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧𝐜𝐚𝐬|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora