𝐟𝐢𝐟𝐭𝐲 𝐞𝐢𝐠𝐡𝐭

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Jules se mantenía concentrado en su teclado. Desde hacía un par de días que una nueva melodía había venido a él a través de un sueño o un recuerdo... Como fuera, de igual manera el obsesivo chico se mantenía sólo al pendiente de ello. Gracias a los contundentes ensayos en el Edificio de la música, la adición de Albert y Nikolai a la banda y el siempre leal entusiasmo de Nick y Fab, los chicos parecen hacer magia juntos; la exacta magia que retumbaba y se originaba muy al fondo en la mente del moreno. Asimismo, gracias a la gran inspiración que era trabajar como correspondía con semejante apoyo y fe en su visión, que durante el último tiempo el chico parecía no tener otra prioridad que no fuese garantizar que como banda cumplieran la meta que se habían propuesto: Ellos tocarían su primer espectáculo en vivo en septiembre del 99', un año después de que la banda resolviera su alineación.

En tanto, a pesar de que su acusatoria consciencia muchas veces volvía a atormentarle, Julian nuevamente había dejado de asistir a sus clases en Five towns, y, aunque recién era la mitad del año académico, su cantidad de faltas eran casi fatales si de aprobar créditos se trataba. Por otro lado, el chico estaba a puertas de finalizar su semestre becado en el conservatorio musical de Nueva york experiencia la cual, a su crítico parecer, le había brindado todas y cada una de las herramientas que deseaba para su soñada carrera en la música. Jules había aprendido lo básico, lo seguro y lo contundente de técnicas musicales, así como lo esencial para reconocer sólo al oír lo que él detestaba y por qué lo hacía, pero, más importante, cómo traducir en sonido su amor por la música. Es debido a lo último que, a pesar de la siempre penante culpa por no cumplir con las expectativas de todos, más de aquellos quienes confiaron y le apoyaron para ingresar a la universidad como Sam, June y su madre, Julian creía que él no estaba desperdiciándose en falsas ambiciones, por el contrario, por primera vez en su vida creía tener confianza en su talento y visión, sobre todo si era respaldado por sus mejores amigos en la banda.

―¡Está vivo! ―exclama Albert mientras se integra al apartamento acompañado de una risueña June, ambos habiendo viajado juntos desde NYU―. ¿Qué tal la resaca?

―No tan fastidiosa como esperaba.

El siempre somnoliento moreno se quita sus grandes audífonos y camina hacia sus amigos en la cocina quienes guardaban botanas en el frigorífico; Albert pronto apoderándose de una fría cerveza para sí mismo, ofreciéndole a June y esta aceptando a diferencia de Jules.

―Vaya, eso es nuevo ―se burla el rizado cuando abre su botella. Julian, con semblante agotado, sólo se limita a abrazar a su novia desde la cintura y ocultar su rostro al costado de su cuello, ello como usualmente lo hacía de sentirse agobiado.

―Haré esperar a mi hígado hasta más tarde ―bufa ronco. June le da un primer y largo sorbo a su cerveza aun con él aferrado a ella, por lo tanto, Jules se libera ligero para así observarla con disimulada aprehensión―. ¿Me acompañarás a sufrir hoy?

―Siempre... Pero, ¿dónde se supone que iremos esta vez? ¿veremos alguna banda nueva?

―Si es así, ¡me apunto! ―exclama Albert, aún al pendiente―. No tengo panorama alguno para hoy.

―Hablo del cumpleaños de mi papá. Si quieres venir con nosotros a estar rodeados de snobs, modelos y gente corrupta en todo sentido, eres bienvenido, viejo.

―¡Oh! Había olvidado el cumpleaños de tu papá...

―Si hay mujeres, alcohol y comida gratis, de ahí soy ―dice el rizado mientras se encoge de hombros, conforme, pronto apresurándose entusiasta hasta una gran bolsa blanca de elegante cartón―. Le pedí a June que me acompañara hace un rato a comprar un nuevo cinturón de camino a casa y me vi tentado también con un par de camisas ―cuenta mientras escarba su bolsa―. Mi papá paga, ya sabes. Así que obviamente la recompensé por la paciencia...

𝑰𝒏𝒔𝒕𝒂𝒏𝒕 𝒄𝒓𝒖𝒔𝒉 |𝐉𝐮𝐥𝐢𝐚𝐧 𝐂𝐚𝐬𝐚𝐛𝐥𝐚𝐧𝐜𝐚𝐬|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora