II.- Reencuentro

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Stiles se miró al espejo con molestia, odiaba vestirse formal solo lo hacía cuando sus adorados hijos se lo pedían.

— Si sigues con ese ceñó fruncido tendrás arrugas. — le comentó Jared, quien vestía unos pantalones de mezclilla negros junto con una camisa azul marino.

— Odio vestirme así.

— Vístete como yo, espera hasta la boda para vestirte de pingüino.

Stiles suspiró pero hizo lo que el otro le hizo y terminó vestido con unos tejanos de mezclilla de color azul oscuro junto con una camisa vino que se ceñía a su cuerpo.

En ambos su ropa no tapaba sus runas así que las mostrarían con orgullo como siempre lo habían hecho.

— Mucho más cómodo. — estiró sus brazos para después tomar sus cosas — Ahora tenemos que irnos.

— ¿Listo para ver a tu antigua manada?

— No pero tenemos que cumplir con los novios.

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Lydia se encontraba sentada charlando con Allyson cuando vio a su mejor amigo entrar al restaurante con Jared a su lado, su sonrisa enorme no escapó para ninguno de la manada.

— ¿Stiles? — susurro Scott sin poder creer lo mucho que había cambiado el castaño, su antiguo mejor amigo.

— ¡Cachorro! — exclamó Peter emocionado mientras se acercaba a los recién llegados junto con Jordan.

— Es bueno verte, Pet. — saludó el castaño mientras se dejaba abrazar por el lobo.

— Que bueno que vinieron, supongo que los demás se quedaron en casa. — comentó Jordan mientras abrazaba a los menores.

— Si, era mejor que se quedarán pero tienen que ir a visitarlos un día. — les dijo Jared con felicidad mientras colocaba sus manos dentro de sus bolsillos.

— Los demás deben de estar felices por tener a los pequeños diablillos para ellos. Iremos pronto, los extrañamos. — les dijo Peter con cariño.

Melissa no tardó en acercarse y envolver al castaño ente sus brazos mientras que Chris solo revolvía su cabello. Ellos también habían extrañado al chico.

— Estas cada vez más guapo. — le dijo la mujer con cariño maternal.

— Tú sigues tan hermosa como siempre, Mel. Tienes que cuidarla Chris.

El cazador asintió con cariño, era bueno tener al humano con ellos.

Cora, Allyson, Liam, Isaac y Jackson se acercaron a los recién llegados sorprendiendo a la manada, ellos pensaban que nadie había tenido contacto con el humano y después de lo que le había sucedido a Noah habían tomado su distancia y casi no sabían nada de él.

— ¡Castañito! — exclamó Cora lanzándose a los brazos de su amigo y esperaba en un futuro, cuñado.

— Es bueno verte, pequeña Hale. ¿Cómo va la vida de casadas? — preguntó mientras miraba a Allyson que solo sonreía con diversión, eran pocas veces las que podía ver a su esposa actuar como una niña.

— Es buena, nos estamos acostumbrando pero no lo cambiaría por nada. Tu sabes como es. — le respondió la cazadora.

— Es difícil pero también es de las mejores cosas que te pueden pasar, disfruten de la compañía de la otra y como les dije hace un tiempo, nunca se vayan a la cama peleadas, siempre busquen una solución para sus problemas y siempre hablen.

Las chicas sonrieron, siempre escuchaban los consejos de su amigo, casi hermano.

— Debemos sentarnos, presiento que Lydia puede gritarnos. — comentó Jared al ver como la pelirroja era rodeada por la manada, solo se mantenían callados por la mirada de Aiden.

El grupo se dirigió a la mesa donde se encontraban los demás, Isaac y Liam caminaba aferrados a los brazos del castaño. Cada uno de ellos extrañaba ver al humano diario pero sabían que tenía una buena vida, él no podía quedarse en el pueblo donde perdió a su familia.

— Stiles. — el mencionado giró — Ha pasado tiempo, demasiado, he querido decirte algunas cosas. — miró a un lado nervioso pero después miró a los ojos del otro — Yo... yo...

— Es mejor que no hables Reaken, no quiero hacer una escena. Podemos hablar después de esto y fuera de aquí. — le dijo Stiles de manera fría.

— Sti...

— Alto ahí, perro. — le dijo Jared, quien levantó su mano callando de inmediato al alfa verdadero.

— ¿Quién eres?

— Nadie que te importe, Mccall. — se colocó frente al pelirrojo — Si lo tocas te rompo todos tus huesos.

— Ven, Sti. — le llamó Lydia mientras palmeaba el asiento a su lado.

El castaño se relajó y se sentó al lado de su mejor amigo mientras que Jared hacía lo mismo con él. Los demás se sentaron y la mayoría no quitaba la vista del humano.

Te están viendo demasiado. Como los perros falderos que son ahora tienen la cola entre las patas, ellos se buscaron esa horrible sensación.

Así son, empieza a molestarme que me vean como un objeto único o algo así. Si no fuera por Lydia ya les hubiera partido la cara, en espacial a Reaken, diría que me sorprende que Scott lo dejara entrar a la manada pero en realidad no lo hace para nada.

Es un idiota, un niño asustadizo que jamás debió de convertirse en un lobo y menos en un alfa verdadero, eso solo lo ha hecho más idiota.

Su conversación termino cuando Derek Hale entró al lugar junto con su adorable hijo, los cuales solo miraron a un punto exacto: el castaño.

— ¡Mitch! — gritó el pequeño Eli mientras corría hacía el mayor.

— Hola, pequeño cachorro. ¿Cómo has estado' — le preguntó Stiles mientras lo tomaba entre sus brazos.

Ahora si los demás estaban mucho más sorprendidos, jamás pensaron que esos dos terminarían con una buna relación, siempre parecía gatos y perros ante sus ojos.

— Te ves bien, Lydia. — le dijo Derek con una ligera sonrisa para después besar la mejilla de la chica y estrechar la mano de Aiden.

— Gracias, Derek. Me alegra que hayas podido venir.

— Hola, tía Lydia. — saludó Eli.

— Estas enorme, tienes diez años y ya eres todo un lobo.

Eli sonrió mientras se bajaba de los brazos del castaño para después tomar su mano.

— Hola, Stiles. — le saludó Derek con una sonrisa.

— Es bueno verte, sourwolf. 

Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora