XVII.- El Asesinato de un Dios

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La manada no podía creer lo que decían, ¿cómo iba a permitir que estos niños hicieran otra cosa así de peligrosa?

— No es una pregunta, no somos niños. Hemos pasado por el infierno y sobrevivimos, nosotros no perdemos el tiempo, no podemos hacerlo. Vinimos al pasado por una razón y créanme no fue fácil llegar aquí, todas las vidas que se sacrificaron, todas las cosas que hicimos. — subió la maga de su playera mostrando una cicatriz como si fueran garras, estaba negra, pero no parecía dolorosa — ¿Quién creen que defendía a los humanos que quedaban? La mayoría de ellos son niños, los adultos perecieron tratando de cuidar de los que quedábamos, así que después nosotros salimos a defendernos, buscar comida, hacer cualquier cosa, pero esas criaturas no atacaban, viven de sus sentidos pero no nos encontraron porque protegimos nuestro hogar, esa escuela fue protegida por los que ustedes llaman niños. — suspiró — Nosotros no somos niños y no vinimos al pasado a pedirles ayuda, vinimos a asesinar a un dios y a un demonio. No nos estorben porque no tenemos tiempo que perder. — les dijo Axel de manera seria, no estaba molesto, estaba furioso.

— Axel.

— No. Axel tiene razón, soy su alfa pero todos acordamos en venir aquí para eso, no necesitamos su ayuda porque somos mucho más poderosos que ustedes. — dijo Eli dejando brillar sus ojos, los cuales eran mucho más brillantes que los de Derek o los de la misma Thalia Hale.

— Solo queremos ayudarlos. — susurró Derek un poco sorprendido que Stiles se mantuviera tranquilo, ni siquiera parecía herido o asustado porque sus hijos hicieran algo así, no lo entendía.

— Basta, ellos están haciendo algo y no podemos meternos en su camino. Tenemos que confiar en ellos. — les dijo Stiles de manera seria.

— Papá siempre sabe. — dijo Nicolás con una leve sonrisa.

— Mika, te tienes que quedar aquí. — le dijo Eli empujando a la pelirroja a sus padres.

— Esta bien, cualquier cosa gritaré. — guiñó un ojo.

— Contamos contigo, pero ten cuidado. — le dijo Nicolás inclinándose levemente, luego acarició el cabello de la niña.

— Si, tu también cuídate.

— Adiós, peque.

— Adiós, príncipe oscuro.

Nicolás rio levemente y salió detrás de los otros.

— Eres muy joven como para interesarte por chicos. — dijo Aiden viendo a su hijo de manera seria.

— No me interesan los chicos, Nico es el único para mi y no soy tan pequeña como para saber que él es mi compañero, pero tranquilo no seremos novios hasta que yo cumpla por lo menos dieciséis años.

— No me tranquiliza eso.

— No seas así, cielo. — abrazó a su hija con fuerza.

Un poco más lejos estaban Stiles y Derek, los niños más jóvenes estaban dormidos en la habitación de Eli junto con la bebé Mikaela.

— ¿Cómo estás tan tranquilo? — le pregunto Derek nervioso.

— Hace tiempo tuve una visión, en ella podía ver el poder de nuestros hijos. Ellos tienen razón, son mucho más poderosos que nosotros y si los acompañamos solo causaríamos problemas.

— Debiste decírmelo.

— Estaba asustado del futuro que ellos tenía que pasar. Lamento haber ocultado esto.

— Esta bien, lo entiendo, amor. — le dijo Derek para después dejar un suave beso sobre la frente del castaño.

— Ellos estarás bien.

— Lo estarás.

*

— Esto no era lo que tenía planeado. — dijo Eli viendo a su adorable novio cubierto de sangre dorada con el cuerpo de Abraxas en el suelo.

— Los dioses no se van a tomar muy bien esto.

— Por eso hablaremos con Zeus. — dijo Noah limpiando la sangre de su rostro.

— No tienen que hacerlo.

Los menores miraron al hombre que acababa de llegar al inframundo, su cabello era de un tono oscuro grisáceo, sus ojos era azules y los rayos parecían pasear por ellos. A su lado estaba un hombre de cabello azabache de ojos verdes azulados y del otro lado estaba un hombre de igual cabello azabache pero de ojos ónix.

— Me imagino que son Zeus, Poseidón y Hades. Los tres grande diose griegos. — dijo Nicolas de manera seria mientras se aferraba a su espada.

— No hay necesidad de que sean tan agresivos. — dijo Hades mientras se acercaba a Nicolás.

— Mi hermano tiene razón, solo debe de relajarse. — dijo Poseidón colocándose frente a Nathan.

— No estamos molestos por la muerte de Abraxas, era algo que estaba destinado desde el principio. — colocó una mano sobre el hombro de Noah — ¿Nunca se han preguntado por qué son tan fuertes y poderosos? Ustedes saben que no es solo por la sangre en sus venas. — le dijo Zeus de manera tranquila.

— ¿Por qué somos diferentes? — preguntó Noah son miedo.

— Porque dentro de ustedes llevan nuestra sangre y les dimos nuestras bendiciones en el momento en que nacieron.

— ¿Cómo? — preguntó Nathan sorprendido.

— Poniéndolo en términos formales ustedes son semidioses. Su padre Mieczyslaw también lo es pero en su caso es porque es nieto de Ares, el dios de la guerra.

— ¿Qué hay de mí? — preguntó Eli.

— Tu eres el descendiente directo de la diosa luna, ella es una vieja amiga pero fuera de eso no tiene nada que ver con nosotros. Eres un lobo nacido completamente puro con las habilidades y el poder de la diosa luna. — le explicó Hades.

— Wow.

— ¿Con estas habilidades y poder podemos asesinar a Ahazu? — preguntó Noah con un brillo dorado en sus ojos.

— Si, ahora vayan y háganlo. — le dijo Zeus. 

Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora