I.- Regreso

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Stiles suspiró al verse en el espejo, había pasado demasiado tiempo desde la última vez que piso el pueblo donde nació, la verdad no pensó que regresaría pero no podía negarse ahora, después de todo era la boda de Lydia Martin, su mejor amiga.

En estos nueve años, ahora tenía veintinueve años y había cambiado bastante, había ganado músculo y varias cicatrices, su cabello se encontraba un poco más largo y se había dejado crecer un poco la barba. Además ahora su piel tenía también runas tatuadas.

Ahora estaba tan solo a unos minutos de tomar un avión a California.

— ¡Papá! — gritaron tres pequeñas voces.

Tres niños de seis años entraron a la habitación del castaño, los tres tenían el cabello castaño, uno tenía ojos whiskey, el otro ojos azules y el último tenía ojos heterocromáticos de los colores de sus hermanos.

Noah, Nathan y Nicolás, sus tres adorados hijos.

— Hola, mis pequeños. — se arrodillo frente a los menores — Recuerden que deben de hacerle caso a sus tíos y al abuelo Magnus. — les dijo Stiles con cariño mientras revolvía sus cabellos.

— No deberías ir. — comentó Alexander Lightwood, un hombre de cabello azabache de ojos avellana.

— No iré solo, Jared me va a acompañar. — sonrió levemente — No pasara nada y estaré bien.

— No sabes como reaccionarán, casi no estuviste en contacto con ellos desde que te fuiste solo con unos pocos como Lydia, Allyson, Isaac, Liam y Jackson. — le comentó Alec alzando una ceja.

— Ellos tampoco me buscaron así que no importa si se enojan, ellos tienen su vida y yo la mía.

— ¿Y Derek?

— Él es un hombre que viene y va, de vez en cuando nos mandamos un mensaje. Solo sé que tiene un hermoso hijo, Eli, de hecho es un poco más grande que los trillizos, sé que se llevarán bien si se llegan a conocer. Él es un niño demasiado adorable para tener diez años. — comentó Stiles con una ligera sonrisa.

Alec negó con una sonrisa en su rostro.

— Debes cuidarte y si algún lobo quiere hacerte daño córtalo en dos.

— Lo haré. — dijo Stiles entre risas.

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El castaño se encontraba viendo por la ventana el extenso bosque de Beacon Hills, estaba de vuelta y ya no era el mismo niño que corría con lobos, todo era diferente, él lo era. A su lado Jared, su parabatai y mejor amigo, un hombre pelirrojo de ojos grises, tomó su mano y le dedicó una sonrisa que lo calmo de inmediato.

El taxi llegó a un hotel, había vendido la casa de su padre así que no tenían donde quedarse, bajaron sus valijas y no tardaron en subir a su habitación. Ahí el castaño se colocó en el balcón y sacó un cigarro de la caja que descansaba dentro de su bolsillo, lo colocó entre sus labios y lo prendió, dando la primera calada. Jared caminó a su lado y miró el pueblo, era la primera vez que estaba ahí pero lo sentía como su hogar gracias al lazo que tenía con Stiles.

— A pesar de todo es lindo el lugar, cálido incluyendo la enorme energía sobrenatural. — comentó Jared mientras dejaba que el viento acariciara su piel.

— Beacon Hills tiene su encanto.

Unos minutos más tarde Stiles se colocó unos tejanos de mezclilla, una playera gris ceñida al cuerpo y sus botas negras militares. Jared decidió mantenerse como estaba. Ambos salieron del hotel y se dirigieron a la casa de los futuros Parrish.

Aiden sonrió cuando abrió la puerta, ahí estaba el chico al que consideraba un hermano menor sin importar el tiempo y el cambio que haya tenido.

— Stiles. — abrazó con fuerza al humano — Es bueno verte, gracias por venir. — le dijo Aiden cuando se separaron.

— Me alegro de venir, no podía perderme su boda y el nacimiento de mi sobrino. — dijo con alegría y sonrió al ver a Lydia parada frente a él con una mano sobre su vientre de ocho meses.

Ambos entraron a la casa, Jared saludó con una sonrisa al lobo y vio con ternura a su parabatai relacionarse con la banshee que era como una hermana para Stiles.

— Y nuestra pequeña niña estará muy feliz de tener a su tío aquí. — le dijo la pelirroja con cariño.

Stiles se acercó a la mujer, dejó un beso en su mejilla para después agacharse y besar su vientre.

— Aquí estoy, pequeña. Siempre voy a estar a tu lado, cachorra. — le susurró con cariño.

— ¿Por qué no trajiste a los niños? ¿Se quedaron con los chicos? — miró al pelirrojo — Hola, Jared. Que bueno que viniste.

— Gracias por invitarme y es un gusto verte Lydia, te ves espectacular.

— Eres un encanto.

— Los niños se quedaron en casa con sus tíos, no quiero que vengan, ya después los verás cuando vayan a Brooklyn. — respondió Stiles mientras se sentaba en uno de los sofás.

— Es verdad, no sé como reaccionaría la manada por tus hijos. — sonrió — Derek también vendrá y traerá a Eli.

— Amo a ese pequeño cachorro, es demasiado tierno.

— Es tu oportunidad.

— Lyds, ya no soy el mismo y muchas cosas han cambiado en todo este tiempo. No puedo fingir que todo sigue igual, el día que me fui estaba roto y miserable, perdí a mi padre y solo había dolor dentro de mí, pero ahora soy diferente, crecí y pase por demasiadas cosas además de que me convertí en papá de tres maravillosos niños. — comentó Stiles con amor y cierta nostalgia.

— Si ese lobo realmente te quiere, lo seguirá haciendo incluso con tu yo de ahorita. — comento Jared a lo que los otros dos asintieron.

Stiles solo suspiro, tal vez era cierto pero aunque Derek siguiera en su corazón no sabía si el hombre sentía lo mismo.

Además en su corazón también habitaba otro hombre, al cual extraña cada día de su vida y cierta parte de su amor sigue con él. 

Cazador de SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora