Capítulo 13

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Pov Eda

Cuando el taxista llega a la empresa suelta un silbido mientras mira con asombro el edificio.

- ¿Cuánto le debo? -pregunto rebuscando en mi bolso con toda la prisa del mundo.

- Cincuenta liras -responde sin prestarme mucha atención- Lo que daría por dejar este trabajo -murmura todavía escuadriñando el exterior del edificio- Estoy cansado de pasar medio día sentado, mi madre dijo que si aprendía a conducir podría ganar mucho, pero no es lo que esperaba. Hay clientes muy difíciles.

- Realmente espero que con clientes difíciles no se refiera a mí -sonrío nerviosamente mientras le extiendo el dinero- Ojalá pudiera ayudarlo.

Y como una bofetada mental recuerdo que Burak bey está buscando un nuevo chico de los recados y me dijo que si conocía a alguien que le interesara se lo dijera, quizás...

- Oiga, ahora que lo recuerdo -le digo olvidando al protagonista de mi travesía por la ciudad- Mi jefe está buscando a un nuevo chico de los recados, si le interesa podría pasarse después a preguntar.

- ¿Es en serio? -podría jurar que sus ojos brillan, asiento con una sonrisa- Eso haré, gracias señorita.

- Gracias a usted.

Y salgo del taxi incluso despidiendo con la mano al hombre cuando me dirijo al interior el guardia me señala algo con la cabeza. Vuelvo la vista a mi mano izquierda y mis ojos se abren como platos. 

¡EL CAFÉ!

Corro por mi vida, o por mi empleo en este caso, porque no sé lo que podría pasarme a merced de la señorita Selin si este café se enfría. Subo las escaleras con mis zapatillas resonando por todo el lugar, algunos de mis compañeros se hacen a un lado cuando me ven con prisa, cosa que agradezco.

- Lo lamento -les grito cuando los empujo con mi carrera.

Y la luz vuelve a aparecer en mi vida cuando llego por fin al piso de las oficinas y el café sigue caliente, un suspiro de alivio se me escapa al encontrar a la señorita en la oficina junto al señor Burak y su nuevo socio.

Toco la puerta para no ser grosera, alguien grita un adelante y entro.

- Hablaba con la recadera -dice la señorita- Fuimos a dar una vuelta por la bodega y hubo algunas telas que, sinceramente no sé qué hacen aquí.

Deja sobre la mesa entre los dos hombres que hablan las muestras de telas que me pidió cortar. Atrae la atención de Burak bey que toma algunas y espera mirando a la chica.

- Han pasado de moda, deberían deshacerse de ellas.

- Lo tomaremos en cuenta cariño -responde su padre volviendo a su plática con mi jefe- Haz lo que creas necesario.

Su respuesta parece satisfacerla porque sonríe como una niña con capricho cumplido, toma las telas y me hace una señal para que la siga. Lo hago sin protestar

- ¿Su café? 

- Un momento, llevemos esto a la basura -dice enfocada en su tarea de volver a la bodega- ¿Conoces a alguien que pueda deshacerse de esto?

- Si las deja en el depósito de basura alguien se los llevará.

- Bien, necesito que me ayudes con eso.

Bebió su café en tiempo récord y cargó con los rollos de tela más livianos hasta el depósito, sospecho que mi despido se acerca de cualquier manera, el padre del jefe es amante de este tipo de telas, no por nada estaban en la bodega todavía. El jefe me matará cuando termine su conversación y caiga en cuenta de lo que le ayudé a hacer a la hija de su socio.

Una Noche | EdSerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora