Una Noche | EdSer

Capítulo 20

Hola, Cami está de vuelta, soy toda una adulta y mi trabajo de diez horas me ha robado toda la energía. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, casi cumplo un año en mi empleo, espero que éste haya traído cosas buenas a todas mis lectoras, sé que las cosas buenas para mí llegaran pronto, mientras tanto hay que trabajar duro. Las quiero mucho, gracias por estar siempre❤️

(Recomiendo reproducir la canción agregada en el último POV de Eda)

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Pov Eda

Por la noche mis padres y mi tía me desearon buenas noches después de cenar. Ahora estoy en mi viejo tocador cepillando mi cabello. No he encendido el celular desde hace mucho y estoy segura de que tengo muchas llamadas de Serkan.

He hablado sobre esto con la señorita Selin y afortunadamente lo ha entendido y es un gran apoyo. Acordamos que el día que me encontrara con Serkan tendría que decirle lo que siento pero ahora mismo estoy replanteándome si es buena idea. A ver que no pasa nada si no siente lo mismo pero se volverá incómodo si me rechaza y nos encontramos en el edificio todos los días.

¿Y si cambia la amistad que hemos formado?

Estoy tan sumida en ideas que no llego a notar que alguien llama suavemente a la puerta de mi vieja habitación.

– Adelante -digo a quien quiera que esté del otro lado de la puerta.

Ésta se abre con cuidado y la robusta figura de mi papá se cuela en la oscuridad.

– ¿Por qué no estás durmiendo pequeña?

– ¿Eh?

– Puedo escucharte dando vueltas en la habitación -avisa y no sé en qué momento empecé a caminar aquí dentro- ¿Te sentó mal la cena?

– No, no es eso, solo, estaba cepillando mi cabello -miento señalando al tocador.

– Anladım -papá se acerca hasta donde estoy y me abraza.

Siempre sabe lo que necesito, no tengo que decírselo. Siempre me ha entendido, me conoce tan bien.

– No importa si no quieres decirlo, estaré para ti siempre que quieras.

– Gracias por entender baba -susurro queriendo perderme entre sus brazos.

– Ahora toma asiento y déjame cepillar el largo cabello de mi hija.

– Tamam.

Me siento en la sillita de mi tocador y papá se coloca a mi espalda, le paso el cepillo y pacientemente desenreda mi cabello. A papá siempre le ha gustado que lo lleve suelto, mientras que mamá es más correcta y siempre insistió en que debía de llevarlo atado y bien peinado.

– ¿A quién salió ese cabello tan hermoso? -pregunta y respondo siguiendo su juego.

– A mi papá.

– ¿Y esos ojos enormes?

– A papá.

– ¿A quién salió la pequeña Eda?