Capítulo 11

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Pov Serkan

El color se le fue de la cara por un instante, estaba claro que no era algo que planeara decir. Fingió echarse el cabello atrás de los hombros para rozarse las mejillas. Se aclaró la garganta y continuó.

- Eh, sí. Dijo que eras taxista, por si alguna vez necesitaba llegar a algún lugar

- ¿Es todo?

- Sí -me pareció que omitía algún detalle, pero preferí no insistir.

- ¿Y cuál es la excusa? -pregunté en su lugar.

- Te reirás de mí -aseguró.

- Puede que lo haga, pero primero te escucharé.

- Decidí regalar galletas a los vecinos -susurra cabizbaja, una sonrisa asomándose en la comisura de su boca.

- ¿A la una de la mañana? -miro el reloj en mi muñeca, copiando su gesto.

- Y decidí comenzar en tu puerta...

Se le escapa una risita y no puedo evitar contagiarme de su acción, es una excusa tonta, sí, pero internamente me alegra que haya venido.

Bueno Eda -me limpio lágrimas invisibles debajo de los ojos- Gracias por tu respuesta y por las galletas, seguro que están muy buenas.

Inmediatamente me extiende el tazón que traía en manos con una mueca avergonzada, está expectante a mi reacción así que quito la tapa de silicona de la cosa revelando un montón de galletas con chispas de chocolate que, realmente se ven muy apetitosas.

- Espera un momento -le pido y me levanto con rumbo a la cocina, sé de algo que iría perfecto con estas galletas.

Minutos después el olor a chocolate inunda mi cocina, sirvo el contenido en dos tazas medianas con un poco de espuma de leche que hice con ayuda de un aparato.

Tengo que admitir que me encuentro nervioso de tenerla aquí. No puedo dejar de pensar en su bonito cabello castaño. Y sus grandes ojos, y su cara sin maquillaje.

Y su gracioso pijama de lo que parecen ser dinosaurios. Se ve muy tierna.

También estoy expectante sobre qué le parecerá mi chocolate, casi tan expectante como ella con sus galletas. Le ofrezco la taza y luego, con la mía, tomo asiento en mi anterior lugar.

- ¿Por qué no me dijiste que vivías aquí hace un rato Serkan? -sopla en la orilla de la taza antes de darle un sorbo, hace un sonido en su garganta que logra tensarme, parece un ronroneo- Ellerine sağlık, está muy rico.

- Afiyet olsun, me alegra que te guste -sin vergüenza extiendo la mano para tomar una galleta y me la como de un bocado- Están muy buenas por cierto -cuando termino de masticar tomo un sorbo de mi taza para ayudar a la comida a bajar al estómago- No dije que vivo aquí porque no quería que pensaras que te estaba siguiendo. O que te ayudé solo para entrar a tu departamento como un acosador.

Está seria.

Mirándome con esos enormes ojos, como si estuviera analizándome. Tras unos segundos así, en su boca aparece el bosquejo de una sonrisa y termina riéndose.

Allah, qué sonido tan hermoso.

No puedo evitar contagiarme y reír a carcajadas como ella.

Grave error porque estaba masticando y tras respirar para tomar aire y seguir riendo puedo sentir un trozo mal masticado quedando atorado en mi garganta. Comienzo a toser como loco, cosa que la hace reír mucho más.

Ya me he enamorado de su risa. Podría morir y estaría feliz de irme escuchando ese sonido tan bonito.

Eda tuvo que venir a darme golpes en la espalda para escupir el trozo de galleta.
Luego de que pasó mi casi fallecimiento nos calmamos, aunque verme le sigue causando risa.

Una Noche | EdSerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora