DIESINUEVE

1.2K 153 4
                                    

JIANG CHENG

-Al fin llegas.

Le sonreí a Xichen desde la bañera, luego de haber estado separado de él durante dos días. Me devolvió la sonrisa moviéndose con estilo y
gracia hasta quedar agachado enfrente de mí.

-¿Cómo estás? -susurró, sus labios peligrosamente cerca de los míos.

-Excelente.

Sin importar que vistiera un traje, una de sus manos fue dentro del
agua para acariciar mi panza.

-¿Cómo han estado ellos? ¿Ha habido algún problema? -Negué
con la cabeza y lo miré embelesado, a veces simplemente no podía
creer que lo tenía a él junto a mí. Una sonrisa apareció en sus labios
mientras seguía acariciando mi panza.

-No veo el momento en que nazcan. -dijo antes de sacar la mano
del agua y volverse hacia mí.

-Quiero verte emocionado para cuando lleguen los cambios de
pañales. -bromeé. Y al juzgar por cómo su rostro se contrajo en dolor
antes de volver a ocultarlo, aseguré que no le había gustado mi broma. -¿Pasa algo? -pregunté tratando de averiguar el porqué de esa expresión.

-Para nada. -dijo rápidamente, antes de salir del baño.Luego de unos segundos como no escuche la puerta de la habitación ser cerrada supuse que aún estaba en la habitación. Me quedé ahí durante un rato mientras pensaba distraídamente en Xichen. Hasta ahora no había habido ningún atentado para que estuviera preocupado, pero sí debía agregar que había estado un poco raro desde que habíamos tenido una conversación, y no cualquier conversación, estábamos hablando de "salir de la mafia", esa no era cualquier conversación, y mucho menos era un juego, pero había algo
que no me quedaba claro y me preocupaba a la misma vez. ¿A qué
precio sería esa salida? ¿Cuánto costaría?

Había tratado de informarme con algunas personas y hasta con el
esposo del mentor de Xichen, pero nada de lo que me había dicho me había convencido y mucho menos aclarado mi duda de cuánto nos
iba a costar esto. Para mí sólo había una salida y esa, lamentablemente, era la muerte.

 Para mí sólo había una salida y esa, lamentablemente, era la muerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-Al llegar no me has besado. -murmuré mientras me colocaba la
sudadera negra extra grande que había comprado, y luego unos
pantalones de chándal gris. Él vestía casi la misma ropa, pero todo de
negro, haciéndolo ver exquisito.

Tranquila, hormonas.

-Lo siento, he estado distraído. -sonrió de lado antes de acercarse
y poner sus manos en mi rostro para besarme. Me agarré a sus bíceps
alejando un poco el cabello que caía sobre ellos mientras sentía sus
labios moverse contra los míos suavemente. Suspiré al saber cuánto
había anhelado ese contacto. Cuando terminó el beso su frente descansó contra la mía. -Te amo. -susurró. -Te amo más que todo en el mundo. -sonreí ante su declaración.

-Yo también te amo. -Lo sentí suspirar suavemente. Sus manos
bajaron hasta ahuecar mi vientre, su mirada bajó hasta ella. Solo por
joder dije: -Y a ellos, ¿los ama? -él alzó la mirada sorprendido por la pregunta, y ante mi sonrisa, sonrió, para luego volver la mirada hacia mi vientre.

Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora