TREINTA

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LAN XICHEN

Él simplemente me golpeó, y no cualquier golpe. Un doncel normal
me hubiese dado una cachetada, pero no Jiang Cheng.

Él jodidamete, me pegó un puñetazo. Duro. En las bolas.

Y yo lo tenía merecido.

Al enderezarme, pude verla. Sus ojos, desde que había llegado habían cambiado de emociones rápidamente... Hagamos un repaso
de todo los que he visto desde que llegué:Confusión, miedo, ira, y la peor de todas: tristeza.

Sabía que al hacer esto no simplemente me estaba haciendo daño a mí, sino que también le estaba haciendo daño a Jiang Cheng. Nunca dudé de que él había caído duro en la cosa del amor por mí, al igual como yo había caído por él. Pero, como había dicho Mingjue, "Hay que hacer
sacrificios en la vida, y el tuyo es perderte un momento de tu vida para
poder vivir los otros de una manera más tranquila."

En ese momento el bastardo había hecho parecer las cosas de una
manera más sencilla, pero ahora mismo solo quería pegarle un
puñetazo en las bolas para ver qué opinaba ahora. Además, ¿qué
sabía el bastardo? Él no tuvo que fingir su muerte.

Tomé asiento en el sofá y traté de respirar hasta que el dolor pasó. En
todo ese tiempo, Jiang Cheng se había quedado parado mirándome de una
manera que hizo que por un momento olvidara el dolor de mis bolas, porque el dolor de mi corazón se intensificó. Claro, por un momento.

—Me pegaste. En las jodida bolas, Jiang Cheng. ¿Cómo crees que
tendremos más hijos en un futuro? —Vi el orgullo brillando en sus ojos
antes de que la tristeza volviera.

—No vas a tener más hijos. —Bufé.

—Si sigues golpeándome, claro que no lo tendremos. —El tomó asiento en el sofá del al lado, lejos de mí.

—Te merecías eso y más. —Hice una mueca, estando de acuerdo con él.

—Lo sé. —Bajé mi mirada hasta mis hijos, quienes estaban durmiendo, sus caritas angelicales calmando todo dentro de mí.

—Me hiciste creer que estabas muerto. ¡Yo te enterré!

—Lo sé.

—Eres un hijo de puta.

—Lo sé.

—Te odio.

—Lo s...espera, bebe. —Eso definitivamente llamó mi atención. —No puedes odiarme, cariño.

—Puedo,y quiero hacerlo. —En ese momento me di cuenta que estaba llorandodesconsoladamente.Olvidando mi dolor de huevos, me levanté, tratando de acercarme lentamente a él, hasta que la envolví en mis brazos, donde empezó a llorar de verdad.

JIANG CHENG

No sabía qué pensar, no sabía qué hacer. Mis emociones estaban
cruzadas: feliz porque Xichen estaba vivo, el hombre de mi vida estaba aquí; pero sentía ira también porque aún no sabía qué había pasado.

Deshaciéndome de sus brazos, que estaban tan cálidos, me sequé las
lágrimas y me alejé lo más que pude de él. Él gruñó, no estaba contento con eso, pero que se joda. Él hizo esto.

—¿Qué sucedió? — Jiang Cheng me miró desconcertado.

—¿Qué sucedió con qué? —una risita histérica salió de mis labios.

—Digo, debería estar muerto, pero bueno, ahora estás vivo. —su
expresión se endureció, su mandíbula apretada.

—¿Y eso te molesto?

Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora