cinco

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— Sí,  sí.  Muy  conmovedor  y  todo.  — Me levanté de las piernas de  Xichen.  — Pero,  pronto tengo  que  ir  a estudiar,  tengo una carrera  que terminar. — Me di  la  vuelta,  dispuesto a  marcharme,  pero  su  voz  me detuvo

— Bien,  vas  y  vuelves  a casa.  Es  eso.  Lo  tomas  o lo  dejas,  es  tu decisión.  —  Bajé la  cabeza mientras  me  mordía  el labio inferior  a espalda de  él. —creo que ya te he demostrado que no Puedes escapar  de  mí. —  Me volví  hacia él  para  mirarlo.

—  ¿Qué  quieres  de  mi?  ¡Déjame en paz!  No estoy  en  condiciones  para jugar  al secuestrado. — Me crucé de brazos,  mirándolo desafiante.

Todo sucedió bastante  rápido de lo  que  mis ojos  podían registrar.

De pronto,  me  ví  boca abajo,  con la  espalda  de Lan Xichen  enfrente de mí.  Diría  que  tenía  náuseas  a  causa  del  movimiento,  pero no  había comido  nada desde  mi  helado  y  empezaba  a  sentirme  débil.  Cerré mis ojos.  El  sonido  de una  puerta abriéndose y  luego cerrándose a  mi espalda se escuchó.  Entonces,  estaba  sobre mis  pies,  agarrándome  al cuerpo  de Lan Xichen como un koala.  Mi  cabeza empezaba  a dar vueltas.

—¿Jiang Cheng?

—Espera. —Dije, débilmente, mientras me estabilizaba. Cuando logré hacerlo, le pegué a su pecho desnudo. —¡No vuelvas a hacer eso!

Me senté en la cama, sintiéndome cansado, lo cual era ilógico ya que me cargaron, no hice nada de esfuerzo. Sus grandes y ligeramente ásperas, pero a la misma vez suaves manos, tomaron mi rostro en ellas y mi vista se fijo en él.

—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que llame a un doctor? ¿El bebé está bien? —levanté mi mano derecha, deteniendo su interrogatorio. La última pregunta me dio risa, ¿Cómo voy a saber yo si el bebé estaba en problemas? ¡No soy ningun doctor!

—Ha sido el movimiento, fue muy brusco y no he comido nada aún. — Sus pulgares acariciaron mis mejillas, haciéndome fruncir el ceño.

—Lo siento, no lo volveré hacer. —Se apartó con cuidado de mí, como si tuviera miedo de romperme.—Deberías empezar a arreglarte. — Miró el reloj que tenía en su muñeca y ahora que lo veía bien, el pantalón que lleva puesto es de vestir.  —Te llevaré, y Lan Zhan se quedará contigo.

—No hace falta, voy a volver. —Dije, mientras me repetía mentalmente de que esto no iba a durar mucho, sólo serían unos meses hasta que se aburriera de mí y me dejaran salir de aquí. Él sonrió... una sonrisa hermosa, por cierto. ¡Concéntrate, Jiang Cheng! 

—Esto no es por si tú vas a regresar o no, esto es por tu seguridad. — Se dió la vuelta, dispuesto a salir de la habitación, pero lo detuve tomando su brazo... sintiendo sus músculos debajo de mi palma... su brazo tan masculino y... y... ¡Concéntrate!   Alejé mis pensamientos pecaminosos y puse atención, a éste paso no iríamos bien lejos.

— ¿Dónde  se va  a quedar levantará  sospechas.  —  No  puede andar  por  ahí  así, Arrugué levemente mi  nariz.

— No te preocupes  por  eso,  deja todo en mis  manos.

Sin decir más,  salió de la habitación,  dejándome  parado en  medio de esta. Me dí  la  vuelta y  analicé la  habitación decorada  con colores  azules  y blancos  en diferentes  tonos  estratégicamente  combinados.  La  cama  en medio de la  habitación  ya se  encontraba  tendida,  y  al lado de esta se encontraban  dos  mesitas  con  un  espacio en medio,  el  cual estaba ocupado  por  libros;  tamb ién  había un balcón  con  vista a  la piscina  de casa...  Esperen...  ¿Piscina?  ¡Madre mía!

Unos  ligeros  toques  en  la puerta  hicieron que  pegara un  brinquito antes  de  ir  abrirla.  Detrás  de  esta se  encontraba  una mujer  joven  de cabello  rojo intenso,  es  más  que  obvio que es  teñida.  Sus  ojos  de un color  hermoso,  algo  así  como un verde  eléctrico,  y  en  sus  manos llevaba ropa  bien  doblada.

— Discúlpeme,  el señor  me mandó a  traerle  esta  ropa  ¿puedo  pasar? —  Asentí,  dando  un paso atrás  y  dejándola entrar.  Se movió con gracia,  acercándose  a la  cama  para dejar  la ropa.  — Espero que sea de  su agrado,  no sé  qué gusta vestir para salir.

— No importa,  ya me las  arreglaré.  Gracias...  — deje la palabra al aire  para que  me  dijera  su nombre.

— Oh,  soy  Ah Qing.

—  Un placer,  Ah Qing,  soy  Jiang Cheng.

— Un gusto.  Bueno,  lo dejaré  para que  se vista.

  — Gracias,  de  nuevo.—  Dije,  mientras  ella  salía de la habitación.

— A  sus  órdenes. — Dijo,  para luego  cerrar  la puerta.

Me acerqué a  la  cama  para ver  la ropa.  Consistía en  ropa interior negra,  y  una camisa sencilla  de  tiras  gruesas  que cubrían  más o menos  mis  hombros,   esto último  creo  que  la sacaron de mi  casa.

Me tragué  un  gemido al  pensar  que  personas  estuvieran  ahora mismo en  mi  casa,  saliendo y  entrando...  ya tendría que hablar  de  esto  con Xichen.

— ¿Es  una  broma? — Negué  con  la  cabeza.

— No. —dije, finalmente

— ¿Qué  hace  él aquí?  — abrí  mi  boca para responder,  pero  me interrumpió

— Espera,  eso ya me lo  has  dicho,  pero ¿Por  qué él? —Me encogí  de  hombros  mientras  miraba  a Lan Zhan apoyado en  la pared, divertido por  la reacción de Wen Qing. —Mira  como se  divierte,  ese maldito.

— Se lo  pones  muy  fácil,  deja de darles  motivos.  Tú te estás  quejando y  él no  ha  dicho ni  una  palabra. — Un  gruñido femenino salió de Wen Qing.

Rodé los  ojos  y  tomé su  mano,  dirigiéndola a  clases  mientras  Lan Zhan nos seguía a ambos.  Entre él  y Lan Xichen  se las  habían arreglado  para  que  él pudiera entrar  y  salir  de  clases  sin ningún  problema.  No  sé  cómo se las  arreglaron  para eso,  pero tampoco  quise ni  quiero preguntar, presiento que  no quiero  saber  la respuesta.

  El  resto de lo  que  quedaba de mi  horario de  clases  transcurrió lento  y sin ningún  inconveniente  de por  medio.  Tal  vez,  y  sólo tal vez,  podría acostumbrarme  a que me  cuidaran...  ¡Vamos!  ¿A  quién le  gusta hacer fila  para la  comida?  Exacto,  a mí  no,  y  Lan Zhan se encargó  de todo.

Ya les  había  dicho,  tal vez,  y  sólo tal vez,  permitiría que cuidaran de mí  en  estos  nueves  meses  que me quedan  de  por  medio.

Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora