VEINTISIETE

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JIANG CHENG

Dos meses después...

Moví mis caderas despacio al compás de la canción de Pablo Alboran
- Quién, sintiéndome identificado con cada palabra que el cantante
lanzaba a través de la música. Hubo un ligero golpe en la puerta,
antes de que diera el consentimiento de que pasaran.

—Hey, cariño. —Miré a mi mamá mientras entraba en la habitación, y
tomé asiento en la cama, tomando el control del radio y bajando un
poco la música. —¿Cómo estás? —preguntó tomando asiento a mi
lado.

Volteé la cabeza en dirección contraria. Sabía perfectamente a qué se refería, sólo habían pasado dos meses, pero se sentía como si
hubiese sido ayer cuando mi vida fue cambiada en sólo segundos,
cuando sentí que el corazón se me desgarraba en dos pedazos.

Estos últimos dos meses habían sido un calvario para mí. El tener que
enterrar a la persona que en tampoco tiempo le había entregado mi
corazón había sido lo más difícil que en mi corta vida había hecho.
Aún seguía viviendo en la casa que él había querido para nosotros,
por momentos sentía que eran demasiados recuerdos y trataba de
convencerme de que un apartamento había sido lo mejor para mí,
pero luego no tenía el corazón para hacerlo, sabiendo perfectamente
que esto era lo que él quería para nuestros hijos.

—Estoy bien, mamá. —ella me miró detenidamente y sabía que no me
creía ni una palabra, pero gracias a Dios no dijo nada más.

—Está bien. —asintió antes de levatarse, no sin antes dar dos
palmaditas en mis manos. —Vine a decirte que hice galletas, por si
quieres bajar a comerlas. Todos están abajo, así que si quieres galletas tendrás que apurarte. —Me levanté y ambos salimos de la habitación.

—¿Lan Zhan está aquí? —Ella bufó con una sonrisa.

—¿Tú qué crees?

Bajamos las escaleras cuidadosamente, y pude escuchar las voces de los chicos, principalmente de Lan Zhan, a quien por supuesto como toda una futura papá que iba a ser prontamente, lo golpeé en la cabeza
antes de tomar una galleta del plato que estaba en el centro del gran
desayunador.

—Auuuch, ¿y eso por qué fue?

Me encogí de hombros e iba a responder, cuando un fuerte dolor
atravesó mi abdomen, haciéndome soltar la galleta que había estado
en camino a mi boca, para agarrarme de la mesa mientras a la misma
vez soltaba un gemidito de dolor.

—¡Maldición! —Todo el mundo dejó lo que estaba haciendo para
enfocarse en mí, y en porqué había gritado. Con los ojos vidriosos por
el dolor miré a mi mamá, quien estaba mirándome con terror en los
ojos antes de acercarse frenéticamente y empezar a gritar.

—¡Ya es hora!

Y sólo así, empezó un frenético movimiento, porque ya era hora, era el momento de conocer a mis bebés.

En ese momento deseé con todas mis fuerzas que Xichen estuviera aquí.

En ese momento deseé con todas mis fuerzas que Xichen estuviera aquí

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Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora