VEINTITRÉS

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Salgo del precioso baño de una preciosa casa, en una preciosa isla.
Sí, una preciosa isla privada.

¿Cuánto dinero tiene este hombre?

Al llegar a la habitación veo a Xichen acostado con un libro en la
mano el cual tenía el título de Cuidados para el bebé: escrito por
Patricia Galaz.

—¿Sabes que este libro está lleno de respuestas a algunas dudas y
temores de los padres cuando su bebé se siente mal? —preguntó,
levatando la vista del libro y dejándola en la mesita de noche.

—No. —Respondí con una sonrisa tierna.

Empecé a buscar mi crema y luego de algunos minutos sentí como la
toalla cayó al suelo. Miré hacia arriba para ver a Xichen mirándome
con una sonrisa de orgullo en su -deliciosa- boca.

—Me gusta más este traje. —Negué con la cabeza y puse los ojos en
blanco.

—Estoy desnudo, idiota. —Agarré la crema al mismo tiempo que él la
tomó. Lo miré, y negó con la cabeza, para luego hacerme de señas de
que me sentara en la cama.

—Vamos, te aplicaré la crema.

Asentí agradecido e hice lo que me había dicho, suspirando de gusto
cuando mi trasero hizo contacto con el colchón. Rápidamente se puso
de rodillas enfrente de mí, sus hábiles dedos no perdieron el tiempo en
aplicarme la crema en diferentes lugares.

Cerré los ojos y me recosté en la cama, ya me estaba poniendo caliente y sólo sentía sus manos en mí. ¿Cómodiablos era esto posible?

Luego de unos minutos sintiendo sus divinas manos di un saltito
cuando sentí como su nariz aspiraba por el interior de mis muslos, y
luego suspiré de gusto.

—cariño, puedo sentir tu olor desde aquí. —ahogué un grito cuando la
punta de su nariz hizo contacto con mi pene.

—Xichen...—solté en un suspiro tembloroso, mientras llevaba mis
manos a su cabello.

—Y sabes delicioso —Fue todo lo que dijo antes de lanzarse a comerme.

Literalmente, me estaba comiendo vivo.

—¡Xichen! —chillé con el poco aire que me quedaba, era totalmente
plancetero sentirlo ahí, justamente ahí.

Dos dedos me penetraron. Eran sus dedos, llenándome, estirándome.
Los curvaba dentro de mí, y rozaban un punto que ocasionó que me
levantara contra él y arqueara mi espalda. Jadeé. Sentí su boca hacer
su camino hacia arriba, y sólo se detuvo cuando sus labios estaba
encima de los mío, mientras sus dedos me arracaban gemidos.

Jadeé y traté de escapar de tanto placer cuando Xichen me metió
bajo su antebrazo, envolviéndolo apretadamente sobre mi pecho,
sosteniéndome contra él.

—Te tengo, bebe —gruñó, su aliento provocando un punto detrás de
mí oreja, enviando escalofríos por mi columna vertebral.

Sus dedos comenzaron a bombear más y más rápido hasta que estuve jadeando en la almohada, empujándome contra su duro cuerpo, persiguiendo la liberación que ansiaba más que mi próximo aliento.

—Te tengo. —dijo Xichen, otra vez. Su voz era tensa y gruesa.

Me perdí en una neblina de sensaciones.

—Xichen...—comencé a gritar, pero no podía formar las palabras
porque me sentía estar en los cielos ,
haciéndome jadear más fuerte.

—Voy a hacer que te vengas, bebé. Voy a hacerte venir realmente
duro. —prometió. Cuando sentí como si estuviera alcanzando la cima, Xichen me sujetó más fuerte y presionó mi entrada. Colgaba, asustadode caer desde las alturas a las que me había traído.

Embarazo Del Mafioso 'Adaptación 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora