Vannia
Desperté ya que mis ganas de orinar pudieron más que mi cansancio, la escena que vi al ponerme de pie era demasiado enternecedora, al parecer todos nos habíamos quedado dormidos durante algún momento de El prisionero de Azkaban.
Noah y yo nos quedamos en un mismo sofá, Nataly estaba en el sofá de lado izquierdo y Kaitly e Ian en el de la derecha, aunque al parecer en algún momento de la noche Ian termino en el suelo y Kaitlyn en una posición extraña acomodada en el sofá.
Era una escena que si cualquier persona fuera de nosotros la viera pensaría que tenemos toda una vida siendo amigos, y aunque esto no era cierto, estar con estos 4 extraños me hacia sentir en paz.
Mi momento de paz y felicidad se convirtió en una carrera contra reloj eran las 6:30 am, al parecer nadie escuchó la alarma, ahora hiciéramos lo que hiciéramos no llegaríamos a la primera hora a tiempo.
-Chicos es tardísimo levántense, ¿Chicos?
Comencé a moverlos a todos y la primera en despertar fue Nataly.
-Es tardísimo y nadie está listo, ayúdame a levantarlos tengo que ir al baño.
-Claro ve, no te apures.
La voz de Nataly despertando a todos se perdió en el pasillo mientras subía a mi habitación, me urgía llegar al baño.
Después de mi evacuación matutina comencé a prepararme para bañarme mientras escuchaba todos los portazos, al parecer esta seria una mañana muy ajetreada.
Al entrar en la regadera escuché que golpearon a mi puerta.
-¿Qué?- respondí a quien sea que estuviera afuera.
-Oye ¿ya estás dentro de la regadera? Es que necesito entrar al baño.
La voz de Noah del otro lado de la puerta, denotaba urgencia, nunca había dejado a nadie pasar al baño mientras yo estaba en la ducha se me hacía algo muy personal.
Pero también estaba consciente de que todos los baños estaban ocupados así que solo por eso le diría que pasará.
-Si, pasa está abierto.
-Gracias- dijo mientras abría la puerta- estaba a punto de orinarme encima, Nataly y Kaitlyn usaron el baño de sus habitaciones, Ian me ganó el baño de invitados, así que tuve que venir aquí, lo siento si te incomode.
-No hay de que, ¿Qué hora es?
Ya sabía que era tarde, pero mi mente y hormonas me estaban jugando en contra.
-6:40, es tardísimo no llegaremos a la primera hora.
No sabía que estaba sintiendo en este momento, nunca había sentido atracción por Noah, pero mis hormonas me estaban volviendo loca.
Así que tenía dos opciones, la primera reprimir mis necesidades mañaneras o pedirle a Noah que me ayudará con ellas. Con la primera estaría de mal humor todo el día y con la segunda le haría un favor a todos a mi alrededor.
-Bueno, listo me voy gracias.
-Noah, espera- asome mi cabeza por la puerta- Que te parece, si, para ahorrar tiempo entras conmigo- dije con un tono seductor.
La cara de Noah reflejaba impresión pero su miembro mostraba bastante emoción ante mi propuesta.
-Vannia, no, no creo que esa sea una buena idea.
-¿Por qué no?-dije mientras lentamente abría la puerta para dejar a la vista mi cuerpo.
No lo pensó dos veces antes de entrar a la regadera conmigo.
Noah tomo mi cara con una mano, su pulgar acariciando mis labios con gentileza una caricia lenta pero provocadora, intensificando las sensaciones que aunque no quisiera admitir el estaba causando en mi.
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¿Amigos? No, por favor.
RomanceNunca pensé sentir tanto por alguien hasta esa noche que lo besé, incluso lo hubiera elegido mil veces sobre cualquier persona hasta que... La vida de Vannia era una montaña de altibajos hasta que encontró refugio en sus compañeros de la universidad...