Al llegar a dicha ciudad, localicé a penas cruzar la entrada, la fuerte presencia de un bloqueo con fuerzas descomunales, lo sabía porque tengo habilidades de absorción, para mí, aturdía la cantidad de energía infundida, para cualquier otro, era como si la ciudad estuviese vacía. Caminé en búsqueda de la fuente de poder, cuando crucé la entrada de la 900 era cerca de mediodía, para cuando encontré al grupo casi anochecía. Un domo rojo apareció ante mis ojos, uno que abarcaba una tercera parte de la Zona Verde y, estoy casi seguro, dos terceras partes de la 899; el grosor del domo era tanto, que era imposible mirar adentro, no supe en ese momento si también poseía alguna habilidad de invisibilidad o era solo un refuerzo. Quise tocar para hallar la entrada, pero en cuanto Kira palmó la superficie, picos brotaron hacia afuera; retiré de inmediato, de haberme tocado, me habrían atravesado o quemado.
Las habilidades de Hirohiko-san rebasaron por completo mis expectativas. Creía que Lara tenía una poderosísima habilidad de bloqueo, y sí que la tenía, pero las habilidades de Francis comprendían muchísimo más: el bloqueo y la contención podían poseer un grosor de hasta dos metros, de ser delgado, podía implementar cierto grado de invisibilidad o distorsión. Lo peor eran las protecciones de sus barreras, porque poner en alerta al usuario de un domo de contención codificado, significa en el más amable de los casos: ser atravesado por esos picos gigantes; en uno de los peores: ser consumido o comido vivo por la muralla para alimentar la energía del usuario. Nunca vi a Hirohiko-san usar tal habilidad, él era muy amable, pero eso sí, como su habilidad denotaba: muy desconfiado.
Luego de una hora esperando afuera, un caballo de unos 3 metros salió a recibirme, uno color naranja, sacado de una habilidad vital nivel 6, con una energía casi idéntica a la de Hatsumi; se trataba de Hirohiko Foos-san. Una compuerta se dibujó en el domo, por el cual ella y su conciencia atravesaron.
—Ya lo esperábamos Rector Moon —saludó invitándome a entrar, por lo que la seguí. Ella era un poco más alta que Hatsumi, llevaba el cabello corto y parecía haberse hecho una permanente –porque su cabello natural era más lacio que una tela mojada–, además de tener la piel mucho más clara que las otras dos hermanas que había conocido.
—Solo Moon o Kira, están bien —ella asintió sin mirarme. Caminaba con una perfecta postura, con los hombros atrás, meneando los brazos al compás de sus pasos, el mentón alzado y la espalda erguida, la postura de una alta conciencia... sí, así es como se veían todos los usuarios de conciencia personificada de esa familia.
—Kira-sama, es adelante. Debo volver a mi puesto de vigilancia, ¿me disculpara que lo deje solo lo que resta del camino? —dijo, señalando una casa al fondo, una casa de un piso, una de las cabañas sustentables que formaban parte de las Zonas Verdes.
Toqué a la puerta, de madera teñida de rojo, con los nudillos. A los segundos, un láser de verificación y un sellado de conciencia en todo el pórtico de la casa, creación de una conciencia nivel 6 de cateo y vigilancia. Tras la breve, pero efectiva inspección, el sonido de muchos cerrojos abriéndose al mismo tiempo activó mis sentidos, dejándome sentir una abrasadora oleada de poder nada más abrirse la puerta.
Una pequeña ciudad de organización se manejaba dentro, ex mediadores de mediano y alto rango iba de acá para allá, todos con la conciencia personificada, algunos corriendo, otros haciendo evaluaciones, desde la horrible inflación y caída económica, hasta el conteo de personas dentro del domo, entre otras cosas. De entre la multitud, vi abrirse paso a una conciencia gris con forma de tiburón martillo, la personificación de Takato Furuta, ex mediador de administración general en la Suprema 1 y el siguiente a postularse para Oficial mediador.
—¡Jonathan Moon! —dijo al aparecer detrás del tiburón, con los brazos abiertos y yendo a abrazarme a paso rápido— ¡No sabes cuánto nos sorprendió y alegró la noticia de que volverías con nosotros! ¡Mírate! ¡Como nuevo!
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Conciencias: ¿Más cerca de la utopía?
Aktuelle LiteraturJonathan Moon creció en la próspera Armélis, fue un niño amado por quienes lo rodeaban, considerado un dotado en todo lo que se proponía, afortunado a manos llenas, con una conciencia privilegiada y alabada, un grande. Pero todo aquello terminará cu...