𝐎𝐥𝐯𝐢𝐝𝐚𝐫

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‖ Kelly Lisbone ‖

Decir que estoy molesta seria una mentira. ¡Porque estoy que me lleva el diablo! Gracias a dios Gojo tuvo que irse al extranjero de último momento antes de que me despertara porque no quería verlo ni en pintura. Estaba tan molesta que ni siquiera me importo que se llevara a Señor Bam Bam con él.

Algo hizo bien.

La puerta se abrió por completo y gire al escucharla, la misma mujer de la recepción apareció y detrás de ella la persona que vine a buscar. Endureció la mirada y la chica se despidió con un gesto amable dejándonos a solas.

Necesito tener la mente despejada porque pensar en Satoru ahora me quema. Además, este es mi problema más grande y el que más posibilidades tenía de resolverse.

—Solo pido cinco minutos, también tengo que ir a trabajar.

Señaló la silla frente al escritorio y acepte su invitación, él en cambio ocupo la otra libre retirando el botón de su saco oscuro.

—Veniste a perder tu tiempo, Lisbone— suspiro discretamente manteniendo sus ojos cafés en mi.

—No quiero que hables— apresure a explicar— entiendo que no estoy en posición de pedirte algo.

—Que bueno que lo sabes.

—Pero— ignore su sarcasmo—  debo hacerlo. Dame un mes.

—¿Nueve años no fueron suficientes, Marine?

Arrastro mi falso nombre con sarcasmo y seriedad a la par, cosas que solo él podía hacer, tense la mandíbula y cruce las piernas cambiando de planes.

—No lo fueron— confesé— entiendo tu molestia y no la discuto, si yo estuviera en tu lugar haría exactamente lo mismo que tu. Aunque, a diferencia de ti, yo buscaría una explicación.

—Lisbone a mi no me incumbe tu problema— se levanto y nuevamente abotono su saco— no le diré nada a la escuela porque de cierto modo yo tambien intento alejarme de ella. Y no, no lo hago por ti, ¿entiendes lo que digo?

¿Qué si lo entendia? Más que entenderlo, dolía. Era una herida que a pesar de haber sanado se encontraba ahí como una cicatriz.

—Se que él me hubiera apoyado.

Se detuvo frente a la puerta con el pomo en las manos.

Nanami resentia tanto la partida de su amigo como yo, incluso más porque antes de que llegara ellos dos eran buenos amigos.

—Y es por eso que no me meteré en tus asuntos— murmuró dándome la espalda— si Satoru no habló fue por una razón.

¿Qué?

Me levante de golpe y abrió la puerta dispuesto a marcharse.

—¿Cómo que Satoru?— pregunté logrando que se detuviera— ¿de qué hablas?

—Puede parecer un idiota pero si yo te encontré estoy seguro de que él lo hizo hace mucho— giro sobre sus talones clavando sus orbes cafés en mi— ¿me equivoco?

Negué lentamente y desvie la mirada sujetando mi bolso. Ahora mismo odiaba al albino pero por cosas como estas entraba en un cruzada mortal donde no sabía si mi molestia era más grande que el amor que tenía por él.

𝐀 𝐭𝐮 𝐥𝐚𝐝𝐨 ‖ 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora