𝐑𝐲𝐨𝐦𝐞𝐧 𝐒𝐮𝐤𝐮𝐧𝐚

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—¿Ahora si puedes decirme que demonios estas tramando, cariño?

Bajita y exigente. Esas si dan miedo.

Sus ojos azules brillan y no de alegría precisamente. Preferí llevar un trozo de pollo agridulce a mi boca antes que responder su pregunta. Kelly estaba frente a mi cruzada de brazos y recargada en la estufa esperando impaciente una explicación.

No se como dársela sin que se enfade o descubra lo que realmente tramo.

Ahhhhh que difícil es mantener un matrimonio. No es que me arrepienta pero creo que todo era más "sencillo" cuando eramos novios.

—¿No me lo dirás?— arqueo una de sus cejas delgadas, sus dedos repiqueteaban sobre su brazo delatando su impaciencia— ¿Enserió crees que quedarte callado te servirá de algo?

—No, si y no— respondí cada una de sus preguntas antes de tomar otro pedazo de pollo.

—Debiste avisarme— gruñó en voz baja— no me molesta tener compañía pero lo que si me molesta es que esa misma compañía tenga que ver con la escuela.

—Técnicamente está muerto— recordé tras masticar el pollo—. Nadie sabe que esta vivo, excepto Shoko e Ijichi.

—Satoru.

—Llevarlo a casa es peligroso— intente explicar ante el tono amenazante de su voz. Ella si que sabe como dar miedo—. Ahí entreno con Megumi y todo mundo cree que sigo viviendo ahí.

—¿Y creíste que nuestro hogar era la mejor opción?

Devolví los palillos a la cajita, sujete su brazo y tire de él cortando la distancia entre nuestros cuerpos. Ella no se resistió pero seguía estando molesta y con los brazos cruzados. Si pudiera matarme con la mirada lo habría hecho mil veces ya. Yo se que me ama, a su manera, pero me ama y eso es lo que importa.

Nuestro.

—Repitelo— murmuré con una sonrisa socarrona y recorrí sus brazos lentamente hasta llegar a su cintura.

Una porción de su piel estaba descubierta entre el borde su blusa y su pantalón, la excusa perfecta para sentir su piel mientras acaricio la curva de su cintura. De alguna manera tengo que convencerla y que mejor que acariciando los lugares que más le gustan. He recorrido su cuerpo tantas veces que incluso con los ojos cerrados podría hacerla sentir especial tocando sus puntos sensibles. Además de su frente, se encontraba su cintura y los besos en el cuello.

Kelly era un libro abierto, hermosa y astuta. No por nada supo librarse de la hechicería de por vida y hacerse de una buena carrera siendo ahora una de las asesoras financieras más importantes del país. Porque fingir una muerte conlleva iniciar desde abajo. Desde cero.

—¿Qué cosa?

—Lo último que dijiste.

—¡No te desvies del tema!— chilló con las mejillas rojas de vergüenza— ¡Esto es serio!

Y puede ser todo lo que quiera, pero muy en el fondo a pesar de todo eso seguía siendo una niña en la mentalidad de una adulta.

—Y esto también.

Apretuje su trasero a mi antojo, gimió sorprendida deleitando mis oídos. Solo así separo sus brazos para golpear los míos con sus pequeñas manos.

—¡Gojo! ¡Eres un pervertido!

—No se porque te importa más que toque tu trasero aquí en nuestro hogar que en la calle. Ahí no me dices nada.

—Tenemos compañía— siseo y una vez más cruzó los brazos— empieza a despedirte del sexo porque no pienso coger mientras exista alguien que pueda escucharnos.

𝐀 𝐭𝐮 𝐥𝐚𝐝𝐨 ‖ 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora