𝐀 𝐭𝐮 𝐥𝐚𝐝𝐨 ‖ 𝑮𝒐𝒋𝒐 𝑺𝒂𝒕𝒐𝒓𝒖

𝐈𝐧𝐜𝐢𝐝𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐧 𝐒𝐡𝐢𝐛𝐮𝐲𝐚 𝐩𝐭 1

Deje al Señor Bam Bam sobre la cama junto a Satoru esperando que no hiciera nada malo, el gato empezó a lloriquear porque no quería estar dentro de la caja pero no hay modo de que pueda llevarlo conmigo o pueda dejarlo en el suelo, no se como vayan a estar las cosas pero estará más seguro en esa cajita que no puede ver pero que muchos problemas le está dando.

En cuanto a mi esposo... no hay nada más que pueda hacer.

Plante un beso pequeño en su mejilla, se ve tan tranquilo durmiendo que lo único que quisiera es acostarme a su lado y mirarlo dormir por toda la eternidad, me transmite una paz y calma similar a la que existe cuando el huracán se ha terminado, pero solo es similar, porque la que él me transmite es mayor.

Y más bonita...

Maldita sea la hora en la que coincidimos en esta vida.

Maldita sea la hora en la que esto termino así.

No quiero llorar más.

Inhalo... segundos después, exhalo discretamente.

Es hora.

Estoy decidida a terminar con esto, estoy decidida a darlo todo por el todo sin importar el final, me da absolutamente igual el resultado de esto siempre y cuando no sea catastrófico para mi marido. Quiero lo mejor para él y haré hasta lo imposible para proteger sus sueños y su sonrisa porque es lo que se merece, merece por primera vez ser protegido y si he de morir en el intento lo haría una y mil veces.

Camino entre la multitud con el teléfono de Satoru en mis manos, creo que se dio cuenta de que cancele su servicio porque no ha parado de vibrar, las luces amarillas iluminan la estación de Shibuya y le dan vida a las decoraciones espantosas.

Demasiadas risas y un sin fin de emociones se sienten en el ambiente, esta noche está tan viva que pareciera ser día. La multitud no me deja avanzar y comienza a ser un dolor de cabeza, así que tomo la sabia decisión de subir a los edificios y continuar mi camino a través de ellos.

Mi papel no es grande, pero si importante.

Pretendo interferir y hacer de esto un caos, aunque, cada vez que lo pienso, me da miedo. Me aterra un poco la idea de lo que pueda suceder por el nuevo ser que está creciendo en mi vientre y por la persona que he abandonado en casa.

¿Cuando dejarán de llamarle a Satoru? ¿Por qué solo lo buscan cuando lo necesitan?

Me detengo frente al primer velo observando el teléfono de mi marido, esta vez es Nanami quien lo busca y eso es raro, el primero era Ijichi, recuerdo muy poco a ese tipo, lo poco que se es por Satoru que siempre lo menciona en sus conversaciones.

El viento palpa mi rostro y me susurra que es momento de iniciar con esto, que no hay vuelta atrás. Dejó caer el teléfono de mi marido a la calle con todo el dolor de mi corazón, se que hay personas inocentes allá dentro que probablemente necesiten de la ayuda de mi marido pero por desgracia soy una persona egoísta; si, me duele y me entristece saber que de aquí, en el mejor de los casos, habrá miles de inocentes heridos, por no decir que muertos o modificados.

Sigo avanzando entre los edificios tras ingresar al velo y de reojo veo a mis colegas brujos tomando sus posiciones y preparándose para la llegada de alguien que pretendo no llegue nunca.

Los edificios se terminan y una vez más observo todo a mis pies.

—Emerge de la oscuridad, más negra que la oscuridad— murmuré, el teléfono de Satoru brilla entre algunos arbustos debido al voto vinculante que he impuesto en el— Purifica lo que es impuro.

Esta cortina tiene como propósito, no permitir que mi esposo salga en el caso de que entre, está por encima del velo que impide que los hechiceros ingresen, el plan original incluye una inmensidad de cortinas para el antes y después de la catástrofe, aparentemente me estoy encargando de una de las más pesadas, aunque dudo que sea así porque en lo que a mi respecta la cortina más pesada es la que abarca toda la estación.